El Abuso Sexual Infantil

Santiago es un niño de 4 años, adoptado por dos padres homosexuales. Todas las mañanas le lleva al cole Andrés, uno de sus padres, y por la tarde le recoge Francisco, el otro. Después de llevar un mes asistiendo a clase un día una de las niñas le dice a Santiago: "¿Dónde está tu madre?, ¿es que tú no tienes madre?".

Otro día la seño empieza un taller sobre la familia y les dice a los niños que empiecen explicando cómo es una familia. Todos describen su familia: unos hablan de su papá y su mamá, otros sólo de su mamá, alguno únicamente de su abuela. Santiago se siente sorprendido: su familia es diferente a todas las demás y no sabe cómo contarlo.

En un centro infantil se recibe una protesta de algunos padres porque se han enterado de que uno de los niños es hijo de una madre lesbiana que vive con su pareja: "¡Esto es intolerable, menudo ejemplo para los niños!".

La homosexualidad

La homosexualidad (literalmente gusto o atracción por un igual) es una orientación del deseo estadísticamente minoritaria (entre el 3 y el 10% de la población) que reviste muchas formas distintas (López, 2006), como la propia heterosexualidad, pero que se caracteriza porque estas personas desean, se sienten atraídas, se enamoran, disfrutan de la sexualidad y de la intimidad amorosa, etc., con personas de su propio sexo. Es decir, resuelven sus necesidades de contacto y vinculación con personas de su sexo. Por tanto, lo único sensato y saludable es que se acepten y vivan como son, y que los demás los acepten y les faciliten la vida. Iguales, pero diferentes.

La familia

Lo que es nuclear e imprescindible en una familia es una persona con capacidad de cuidar a una cría (niño o niña) y que esta cría se vincule, se apegue, a quien le cuida.

A partir de esta estructura nuclear, para la infancia lo mejor es que haya varios cuidadores y varios niños. La pareja heterosexual tradicional es una buena opción para cuidar a una cría, mejor aún si tienen una amplia red familiar con abuelos, hermanos, primos, etc., que se apoyan y disfrutan de sus relaciones.

Pero hay otros tipos de familia que pueden funcionar adecuadamente: una figura de apego única, dos mujeres, dos hombres, etc. La condición básica es que sepan cuidar a un menor (López, 2008).

Eso sí, es bueno que cada tipo de familia sea consciente de las dificultades o los riesgos asociados a su tipología. Por ejemplo, es bueno que una mujer sola se apoye en su red familiar y de amistades para cuidar bien a su hijo o hija y para poder trabajar o tener una vida social.

No hay ninguna contraindicación en el caso de que el cuidador sea una o dos personas homosexuales. Este tipo de familia no genera problemas de identidad, ni condiciona la orientación del deseo (cuyo origen desconocemos a día de hoy) (López, 2006). Pero sí puede tener dificultades especiales de origen social: rechazo de otros familiares, de los vecinos, de otros padres, de algunos profesores o de otros menores. Estas dificultades son las que hay que prevenir o superar y en ello tiene un rol decisivo la escuela, desde la infancia.

¿Qué hacer en la escuela infantil?

Las educadoras y los educadores, si es el caso, deben tener una formación básica que les permita superar prejuicios, aceptar a las personas homosexuales de buen grado y saber trabajar adecuadamente este tema con las familias y los menores (López, 2006).

Puede ser muy conveniente o incluso necesario hacer alguna sesión de trabajo con las familias, los padres y/o las madres de los menores, para conocer sus resistencias y prejuicios, analizarlos con tolerancia y, finalmente, ayudarlos a aceptar bien los diferentes tipos de familia que de hecho hay en el aula donde va su hijo o hija y en su entorno.

La dificultad mayor puede darse con ciertas familias conservadoras fundamentalistas. En este caso, es preciso operar sabiendo que son las personas fundamentalistas las que tienen el problema (la homofobia), no la familia con cuidadores homosexuales.

Las personas homosexuales también deben tolerar a las familias conservadoras, pero si hay conflictos reales, los derechos de los homosexuales son prioritarios frente a la homofobia. El derecho a esta diversidad debe estar por encima de ideas religiosas o políticas. En la actualidad, en el Estado español, este derecho no sólo está fundamentado en la

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