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El Kiosko


Enviado por   •  9 de Octubre de 2013  •  6.771 Palabras (28 Páginas)  •  207 Visitas

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Personajes por orden de aparición

11 niñas y 3 niños

Candelas

D. Anselmo

Hortensia

Mª Luisa

Juan

Susana

Clarita

Cristóbal

Mª de la Encarnación

Dolores

Laura

Asunción

Celeste

Esperanza

Niño

Un kiosco de periódicos en un barrio cualquiera de Sevilla. Candelas, la kiosquera está abriendo el negocio y quitando el polvo mientras coloca los periódicos, las revistas, los tebeos y demás chismes de un kiosco .Mientras canturrea esta copla :

** LA ZARZAMORA **

(Pasodoble)

En el café de Levante entre palmas y alegrías,

cantaba la zarzamora;

se lo pusieron de mote porque dicen que tenía

los ojos como la mora.

Candelas.- Han visto Ustedes lo contenta que estoy por las mañanas, y tengo motivos pa estar alegre. Estoy alegre por este Kiosquito que ma concedío el Ayuntamiento, si señores. Yo soy viuda y cuando murió mi marío “que en gloria esté”, me quedé sin un real, porque Agapito era muy bueno, pero se lo gastaba to en la taberna, así que me dejó con una mano alante y otra atrás. No, no señores, no estoy contenta porque se me muriera mi Agapito, sino porque una ha batallao y batallao, hasta conseguir esto.. Ahora les cuento mientras coloco los cachivaches de mi kiosquito, que ya no sabe una donde ponerlos ¡Osú María y José!

Le hablo primero a un tratante, y olé,

y luego fue de un Marqués

que la lleno de brillantes, y olé,

de la cabeza a los pies.

Decía la gente que si era de hielo,

que si de los hombres se estaba burlando,

hasta que una noche, con rabia de celos,

a la zarzamora pillaron llorando.

¿Que tiene la zarzamora

que a todas horas

llora que llora por los rincones,

ella que siempre reía

y presumía de que partía los corazones?

De un querer hizo la prueba

y un cariño conoció

que la trae y que la lleva

por la calle del dolor.

Los flamencos del colmado

la vigilan a deshora

porque se han empestillado

en saber del querer desgraciado

que embrujo a la zarzamora.

Candelas.- Yo solita, yo solita me he conseguío, to lo que tengo, que es poca cosa, dicho sea de paso, pero a mí me basta y me sobra. Yo he ido de departamento en departamento, de negociao en negociao, de asistente sosial, en asistente sosial. Unos me han cerrao las puertas , otros me las han abierto de “par en par”, hasta que llegué a D. Pascual Miravalles Garsía (Recalcando el nombre) ; un santo., se lo digo yo. Consejal del Ayuntamiento de Sevilla, pero un Señor Consejal, no como los otros; éste sí se interesa por las clases humildes.

(Sigue canturreando La Zarzamora)

Cuando Sonaban las doce una copla de agonía

lloraba la zarzamora,

mas nadie daba razones ni el intríngulis sabía

de aquella pena traidora.

Pero una noche al levante, y olé,

fue a buscarla una mujer;

cuando la tuvo delante, y olé,

se dijeron no se que.

De aquello que hablaron ninguno ha sabido

mas la zarzamora lo dijo llorando

en una coplilla que pronto ha corrido

y que ya la gente la va publicando.

Candelas.- Allá que me presenté, yo sola en el despacho de D. Pascual; la secretaría no me quería dejar pasar naturalmente, y entre, lloriqueos, lágrimas y suspiros, se abrió aquella puerta, y allí estaba él: alto, moreno, bien paresío, elegante, simpático, cautivador , atento, gentil, bueno que les voy yo a desir a ustedes. Me pasó a su despacho , me colmó de atensiones y me escuchó como antes nadie me había escuchao. Yo naturalmente, le enseñé la foto de mi marío, le dije que era el hombre más bueno y honrao que había existido, que yo vivía estupendamente con él, que no me faltaba de na y que su muerte me había destrozao la vía... bueno , y ...la alcancía... y me eché a llorar, y lloré, y lloré y di un hipío, y otro y después otro. Hice que perdía el sentío y él solícito me dio a oler un frasco de sales aromáticas, y por fin entre unas cosas y otras, salí de allí con el permiso conseguío, y aquí está el resultao. ¡¡Qué el que no llora no mama!! Y yo solita. Si mi Agapito levantara la cabeza, que no me dejaba nunca tomar decisiones , y viera esto, se moriría otra vez del susto. Pues que se fastidie que esto es mío y sólo mío. (Candelas sigue canturreando “La Zarzamora”, mientras termina de colocar su kiosquito)

Lleva

...

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