El Poder

El poder.

La obediencia y el mando son dos fenómenos que han estado presentes en el desarrollo de la humanidad. Ha sido objeto de muchos estudios y, sin embargo, casi siempre no se le considera en sus verdaderas dimensiones o, sencillamente, no se le asigna la importancia debida. Lo cierto es que, si comprendiéramos el poder, comprenderíamos mucho lo bello que existe en los actos de los individuos y lo diabólico que esconden sus acciones. El juego del poder se concentra en los pequeños detalles donde se encuentra la verdadera intención y entra la lucha por el poder, que también se convierte en un medio para obtener beneficios para unos pocos.

Entonces, siendo el objeto de estudio de la política, constituye una categoría fundamental para entender las relaciones entre los individuos y entre las naciones, y nos revelará fenómenos de autoridad sutil y complejos que permitan los procesos sociales.

Existen diferentes teorías respecto al poder, como la de Max Weber, para él, el poder es la imposición por propia voluntad dentro de una relación social y a pesar de cualquier resistencia posible.

El poder social se manifiesta en distintas entidades. En la familia, el sindicato, la comunidad agraria, la agrupación patronal, los colegios de profesionistas, las entidades culturales o económicas, entre otros que manifiestan la existencia en ellas de un poder social limitado, temporal y de naturaleza diferente al poder político.

El fenómeno del poder y del mando son fenómenos esencialmente sociales. El poder se traduce en la concentración de la fuerza material y de la fuerza jurídica, es decir, es una posibilidad de dominio, de imperio, o facultad o jurisdicción para mandar y ejecutar una cosa. Mandar es una consecuencia del poder: manda el superior al inferior, le impone su voluntad que puede ser la propia o la voluntad social contenida en una norma.

Concebido el poder en términos generales como una relación entre los hombres, prácticamente no hay una relación o situación humana que no esté vinculada a la idea del poder. Si admitimos que el poder es un importante objeto de estudio tanto de la sociología y principalmente de la ciencia política, ésta tendría que analizar hasta las relaciones interindividuales más íntimas; por eso se hace indispensable caracterizar de alguna manera el poder que interesa y este poder es precisamente el poder político, el cual no debe confundirse con poder estatal centralizado.

El poder puede ser asociado a una idea de dominio, pero en lato sensu se puede decir que el poder es la voluntad de imponerse a una entidad humana, ser animado en función de un interés particular o colectivo, por eso encontramos a los seres humanos persiguiendo ciertos objetivos.

Así, el poder se relaciona con el gobierno de un país o con la herramienta en el que consta la facultad que un ser humano le otorga a otro para que, en representación suya, pueda llevar a cabo un cierto plan.

Poder y Derecho.

La legitimación del poder.

El poder del Estado es un complejo de relaciones sociales organizadas sistemáticamente. Le compete encontrar una justificación a todos sus actos, es decir, legitimarse.

Todo poder social, especialmente el político, se apoya en último término en el reconocimiento del mismo por quienes a él se someten.

Las revoluciones al triunfar, proceden a crear y legitimar un nuevo orden jurídico, generalmente a través de un poder Constituyente, y éste crea entre otras, nuevas instituciones jurídicas legalizadoras del nuevo régimen.

Por eso cuando se legitima un orden jurídico, también se está legitimando el poder que lo ampara. Mientras no exista esa legitimación estamos frente a una usurpación del poder político; los individuos se hallan sometidos a éste, no regulados por el Derecho.

Al objetivarse las fuerzas sociales

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