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El Tec


Enviado por   •  19 de Marzo de 2014  •  Exámen  •  699 Palabras (3 Páginas)  •  151 Visitas

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Durante decenas de miles de años, o quizá más, habían contemplado la evolución y el avance de las civilizaciones alienígenas y humana, esperando el momento perfecto para irrumpir y borrar toda vida orgánica de la faz de la galaxia.

Sin embargo, a pesar de la amenaza apocalíptica que representaban, la mayoría de la gente no sabía nada de los segadores. El Consejo había sellado todos los informes del ataque de los segadores a la Ciudadela, había tapado todas las pruebas y había negado la verdad para evitar que se extendiera el pánico por toda la galaxia. Y, por supuesto, la Alianza, esos perritos falderos de sus nuevos amos alienígenas, los había secundado sin protestar.

La mentira estaba tan arraigada que incluso los que habían ayudado a enterrar la verdad se habían convencido a sí mismos de que los segadores eran sólo un mito. Continuaban con su existencia mundana, demasiado débiles o demasiado estúpidos para reconocer el horrible destino que les aguardaba.

Pero el Hombre Ilusorio había dedicado su vida a enfrentarse a esas desagradables verdades.

Cuando la Alianza dio la espalda a las colonias humanas que estaban desapareciendo en el Sistema Terminus, Cerberus se alzó con su estandarte. Incluso habían conseguido reclutar al comandante Shepard, el mayor héroe de la Alianza, para que les ayudara a investigar el misterio. Y lo que Shepard había descubierto hizo estremecerse profundamente al Hombre Ilusorio.

El Hombre Ilusorio despidió a su ayudante con un leve movimiento de cabeza; la mujer se giró y lo dejó a solas con sus pensamientos.

El Hombre Ilusorio tomó otro sorbo del vaso y lo dejó sobre el brazo del sillón. Luego llevó la mano al bolsillo interior de su chaqueta hecha a medida, y sacó una pitillera delgada y alargada.

Con una gracia inconsciente, debida a años de práctica, levantó la tapa, sacó un cigarrillo y la cerró en lo que pareció un único movimiento. La pitillera desapareció de nuevo en el interior de la chaqueta y en su lugar surgió un pesado encendedor negro. Un movimiento del pulgar, una rápida calada y el mechero también desapareció.

El Hombre Ilusorio dio una larga y lenta calada para que la nicotina le llenara los pulmones. El tabaco había sido parte de la cultura terrana durante siglos, y el acto de fumar, un rito habitual en casi todas las naciones desarrolladas del globo. No era sorprendente que ese hábito ubicuo hubiera seguido a la humanidad al espacio. Varias marcas de tabaco se habían convertido en importaciones muy populares en diferentes colonias, tanto humanas como de otras especies.

Incluso algunos habían tenido la audacia de decir que varias de las marcas salarianas de hojas elaboradas mediante la ingeniería genética eran mejores que cualquiera de las que la humanidad había producido. Sin embargo, el Hombre Ilusorio prefería tanto

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