El Zoologico - Ensayo

El zoológico

Cuando era niña solía ir todos los domingos a casa de mi abuela, yo la admiraba, ella era alegre y valiente, esto  me lo había demostrado dos veces, la primera fue cuando supero el cáncer a la edad de 77 años, la segunda, cuando fuimos a Disney y se subió a una montaña rusa; solo necesite de esas dos veces para saber que era mi persona favorita.

Todo esto me recuerda a un día en el que mi abuela me comento que no había ido al zoológico desde que llego el oso panda a México, por esa razón mis papas decidieron llevarla con nosotros cuando fuimos al zoológico, le serviría de distracción, ya que se había hecho unos estudios y estaba bastante preocupada por ello.

Aquello viene a mi memoria porque se acerca la primavera, donde los días son soleados y dan ganas de estar al aire libre.

El día que fuimos al zoológico, era un día soleado con unas cuantas nubes que se movían con el viento, definitivamente un buen día para pasarlo en el exterior. Al llegar a Chapultepec mi papá se ofreció para renta una silla de ruedas para mi abuela, pero esta la rechazo, así era ella; seguimos hasta llegar al zoológico. Una vez dentro, disfrutamos de todo lo que el zoológico nos podía ofrecer.

Al llegar a la zona donde se encuentran los monos del zoológico, mi abuela comento que ya se había cansado, así que decidimos ir a la salida más cercana, que fue una que daba a la calzada Chivatito. Ahí, esperamos a que mi papá fuera por el coche y pasara por nosotras.

Una vez en el carro, fuimos a comer a un restaurante que mi hermana y yo adorábamos por los juegos. Aquel día fue el primero en mucho tiempo que mi abuela había decidido comer bien.

Una sema después, le dieron los resultado de sus estudios, el cáncer había vuelto; y un mes después de saber que el cáncer regreso, mi abuela murió.

En el entierro, cuando lloraba, mi mamá me dijo que no la recordara en sus últimos días porque esa no era ella, que la recordara como de verdad la conocí.

No estaba segura de creer que estaba en el cielo como todos decían, pero voltee, el sol brillaba y las pocas nubes que había se movían con el viento, en ese instante recordé aquel día en el zoológico, cuando mi abuela seguía siendo ella, no la persona en cama antes de morir, eso me reconforto, así que respire y continúe.

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