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Enredos de amor de un viajero en el tiempo

Aaron RodelaPráctica o problema5 de Junio de 2017

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Enredos de amor de un viajero en el tiempo

Adán Aarón Rodela Martínez                                                                                   SG02C                                  

Había una vez, en las lejanas tierras de Iztapalapa, un chico llamado Darío. Tenía 16 años y era un poco tímido, pues estaba sobreprotegido y además, al ser un poco gordito y usar lentes, siempre había sido víctima de bullying por parte de sus compañeros.

Desde su primer día en la prepa, siempre estuvo enamorado de su compañera Valeria, quien es bajita, delgada, con lentes cuadrados, los cuales resaltaban mucho sus ojos. Además de todo muy risueña, alegre y con sonrisa angelical. Jamás se había atrevido a acercársele, sin embargo, un buen día se armó de valor para hablarle. Se sorprendió al ver la amabilidad de Valeria. A partir de ese día, poco a poco, se hicieron más unidos. Después de pasar algunos meses saliendo a pasear, hablando de temas de interés para ambos y de compartir muchas malteadas de chocolate, decidieron hacerse novios.

Al iniciar el noviazgo las cosas fueron cambiando. Poco a poco Valeria dejó de ser esa niña tierna de quien Darío se había enamorado. Ya no era tan atenta como en un inicio y se quejaba de su inseguridad. Cuando salían a pasear se comportaba de manera caprichosa, le exigía comprarle cosas o ir a lugares que él no disfrutaba, pero aceptaba todo por hacerla feliz. Al final, cuando se aburrió de él, lo dejó, argumentando que estaba harta de su inseguridad. Darío entonces se deprimió, él la amaba con todo su corazón y daba cualquier cosa por tener una nueva oportunidad con ella. Fue entonces cuando la diosa fortuna le sonrió. En el tianguis de su casa se topó con un vendedor de “chacharitas” y entre ellas encontró un reloj padrísimo. De inmediato preguntó por él, y el vendedor le dijo — te lo dejo barato, pero debes tener cuidado con él y usarlo sabiamente—.

Se fue muy contento a su casa con el reloj y pensó en las palabras del vendedor. — Deben ser patrañas — se dijo a sí mismo, pero pronto se dio cuenta de su error. Comenzó a apretar los botones para ver las funciones del aparato. Cuando llegó de nuevo a la función de hora notó que el reloj estaba atrasado. Colocó la fecha e intentó poner la hora exacta, pero lo dejó atrasado algunos segundos. Cuando presionó el botón central para fijar la hora en el aparato, sucedió algo increíble, ¡Regresó algunos segundos en el tiempo! Exactamente los mismos segundos de atraso del reloj. Entonces lo descubrió: ¡el Reloj era una máquina del tiempo!

De inmediato pensó en viajar al pasado, para así poder hacer las cosas bien con Valeria; salvar su relación y ser feliz a su lado. Colocó la fecha deseada, apretó el botón y mágicamente volvió al día siguiente del inicio de su noviazgo. Esta vez nada podría salir mal, intento ser más seguro de sí mismo, sin embargo el resultado fue parecido a la vez anterior; Valeria se enamoró de alguien más y de nuevo terminó la relación con él.

Darío estaba enamorado, no tiraría la toalla tan fácilmente, ahora tenía en sus manos, o su muñeca, la forma de volver en el tiempo las veces necesarias para poder lograr su cometido. Volvió a regresar en el tiempo y de nuevo intentó que las cosas con Valeria salieran bien, pero el resultado fue el mismo, Valeria acabó de nuevo su relación con Darío.

Cada vez que volvía en el tiempo él intentaba corregir los errores de la vez interior. Si Valeria terminaba con él por su forma de ser, entonces intentaba ser distinto; si le pedía rosas y no podía comprárselas, entonces en su siguiente intento se esforzaba por poder hacerlo. No se daba cuenta, jamás usaba sus virtudes para conquistarla, solo trataba de volverse “perfecto” para ella y esa obsesión estaba llevando las cosas a un final catastrófico.

El destino a veces es inevitable, pues como dice el dicho: “cuando te toca, aunque te quites y cuando no, aunque te pongas”. De esto se dio cuenta él, en cada regreso, las cosas siempre salían peor. En su último intento, apretó con mucha fuerza el botón, casi con odio. Las cosas parecían ir mejor, su amada no daba muestras de querer terminar la relación, pero un día antes de la fecha en la que siempre terminaban, Valeria fue atropellada por un auto circulando a exceso de velocidad, murió instantáneamente.

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