CARTA DE AMOR EN TIEMPO DE GUERRA

Viña del Mar, Octubre 27 de 1973.-

Querido Papá:

Te escribo esta carta no sabiendo en donde estás, ni sabiendo si algún día llegará a tus manos.

Hace ya un mes desde que los militares invadieron nuestro hogar y violaron nuestra dignidad y te llevaron detenido, hace ya un mes que no sabemos nada de ti, mi mamá llora cada vez que escucha las pocas noticias que dan por radio Cooperativa y cuando nos dormimos, llora en silencio para que no la escuchemos, pero yo hago que duermo y la siento. Los bandos militares dicen que todos los comunistas y marxistas serán detenidos y encarcelados, pero tu no eres comunista, ni marxista, tu solamente querías igualdad para toda la clase obrera, tu querías que los pobres no fueran tan pobres y que los ricos compartieran su riqueza. Papá, que es ser comunista?.

Con mi mamá nos levantamos todos los día temprano y salimos a recorrer las comisarías, los hospitales, la morgue y las bases militares preguntando por ti, pero niegan tu detención y hasta le han dicho a mi mamá, que a lo mejor te fuiste con otra mujer.

Las patrullas militares recorren día y noche nuestro barrio, buscando más gente para llevarse, se llevaron al señor Arias, abuelo de Nelson y también al Checho, padrino de Leito y dicen que a otras dos personas más de nuestra calle. A cuantos más se llevarán papá?. Después de las siete de la tarde nadie puede salir de sus casas, dice mi mamá que hay toque de queda y que si alguna persona sale, los militares le dispararán.

Los camiones militares y sus patrullas irrumpen el silencio de la noche y se escuchan disparos de metralleta, se dirigen a las poblaciones de Forestal Alto, donde viven los más pobres, por el paradero ocho, después del tranque. Nosotros miramos escondidas detrás de la ventana de la galería, porque tampoco nadie puede asomarse a mirar. Leonardo se asusta con el rugir de las metrallas y llora en los brazos de mi mamá, ahí se queda dormido en su regazo, sollozando, y despierta sobresaltado cuando suenan nuevamente las metrallas, pobre, no entiende nada, ni se imagina que hace solamente un mes, tenía una de ellas apuntando su rubia cabecita.

Te busca en tu taller y juega con las herramientas y maderas que tuviste que abandonar, aquellas con las que fabricabas partes y piezas para armamento, como dijeron los militares. Leonardo se sube a los camiones y carritos de tren que no le alcanzaste a terminar. Te extraña y echa de menos al igual que todas nosotras y te llora cada noche antes de dormirse en tu cama. Mi mamá desde que te han llevado, no ha querido volver a acostarlo en su

cuna, creo que se imagina que nuevamente llegarán los militares con sus metralletas y sus golpes y yo creo lo mismo.

Mi

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