Fábula y cuento

FÁBULA

Un bello día Carlos, un niño de ciudad, decidió despertarse temprano antes que sus padres lo hicieran para prepararles unos platos voladores como los que Mariana le invitó la tarde anterior. Él, empezó a buscar los utensilios e ingredientes en la cocina.  Requería una sandwichera, una tabla, un cuchillo, una espátula, pan bimbo, jamón, queso Kraft, mayonesa, mantequilla, mostaza y tocino.

Presto Carlos empezó a trabajar, sacó el pan del empaque, untó las rebanadas de pan con la mayonesa y mostaza preparada, acomodó una rebanada de jamón, una de queso, puso la tapa para formar el sándwich y buscó la sandwichera para que dore y gratine ligeramente. Pero ¡qué horror, en su casa no había un aparato tan sofisticado!

Tiempo después el niño totalmente frustrado comenzó a llorar, debido a eso, su madre se despertó y fue a la cocina. Carlos tímidamente levantó la cabeza y vio a su mamá parada en la puerta preguntándole ¿qué tratas de hacer hijo?, vas a despertar a toda la familia como lo hiciste ya conmigo.

Carlitos platicó con su mamá y temeroso le dijo que Mariana, la mamá de Jim, le preparaba platos voladores y él quería prepararlos para el desayuno familiar, pero no tenían el aparato adecuado. La señora empezó a regañarlo, le dijo que estaba obsesionado con esa Señora, que su amigo Jim era un bastardo, le preguntaba que clase de familia era esa.

Con los gritos de la mamá, el papá y hermanos de Carlos se despertaron agitados preguntando qué pasaba. Su papá también lo reprimió replicando que no entendía la obsesión que sentía por la madre de Jim y su comida. Sus papás, le prohibieron ir al departamento de Jim y sus hermanos arrasaron con los sándwiches comiendo como náufragos y nada salió como estaba pensado. Además, lo más importante, atacaban a la persona que era su primer amor, ¡Mariana!

Él solamente pretendía hacer algo bueno, darles una sorpresa y ofrecerles un rico desayuno y en lugar de eso, recibía el regaño, prohibiciones y quejas de sus padres enojados.

Carlos se fue triste y reflexionó: --¡Nadie sabe para quien trabaja!  Y pensó que ahora tendrá que mentirles y no hablar nada de Jim y Mariana.

CUENTO

“SERÉ YO MISMO”

Bernardo Mondragón, un maestro de escuela pública, nos narra una interesante historia surgida en la Colonia Roma del Distrito Federal en México a mediados del siglo veinte, en un contexto sociopolítico de corrupción y modernidad.

La vida transcurría con llegada de la industrialización y de empresas extranjeras, se veían correr automóviles como Cadillac, Buick, Pontiac y Dodge, las personas gustaban de las importaciones, sufrían por la inflación, la inmoralidad y la desigualdad.

Una ocasión fue a una tienda a comprar café. El maestro Mondragón entró al establecimiento y saludó al dependiente en forma muy amistosa y afable, volteó y vio a la mamá de Carlitos, su alumno, a quien también saludó y a cambio recibió un trato hosco y descortés. Además, la señora le reclama enérgicamente mientras el dependiente observa anonadado.

Mamá de Carlos: -- Maestro Mondragón, ¿está enterado de que mi hijo dice estar enamorado de la madre de Jim? Y usted ¡Tan tranquilo!

Maestro Mondragón: -- Señora, ¡son cosas de niños! Jim es muy amigo de su hijo.

Mamá de Carlos: --Nosotros venimos de una de las mejores familias de Jalisco, por eso mi esposo y yo nos llevaremos a Carlos a otra escuela.

Maestro Mondragón: -- Espero que esa sea una buena solución…

Mamá de Carlos: -- ¡Es usted un inepto, un verdadero maestro no hubiera permitido esto! (La señora lo empuja y sale enojada de la tienda)

El dependiente le dice al maestro que cierra y se van. Mientras caminaban por la calle, le pregunta al profesor.

Dependiente: --- ¿Lo tratan así siempre?

Maestro Mondragón:  --- “Sí desgraciadamente siempre es así.”

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