GUÓN SOBRE ARQUITECTURA RENACENTISTA EN ESPAÑA

GUÓN SOBRE ARQUITECTURA RENACENTISTA EN ESPAÑA

Existe una supervivencia de la mentalidad medieval durante los siglos XV y XVI en España, es por ello que los elementos artísticos del gótico se combinarán con las nuevas formas italianas y darán como resultado un original estilo, el plateresco.

Como un claro ejemplo de este estilo tenemos a la Universidad de Salamanca

En Salamanca uno de los edificios más importantes es la portada de la Universidad, la portada de la misma está labrada en piedra donde aparecen grandes escudos y medallones.

Construida en tiempos de Carlos V, es un derivado de la fachada-retablo gótica que caracterizó la arquitectura del reinado de los Reyes Católicos y se divide en tres niveles por la utilización de frisos y pilastras y corona la fachada una crestería interrumpida por candelabros.

La ornamentación aumenta en textura y exuberancia conforme asciende, cuya iconografía presenta una alegoría sobre el amor como virtud y como vicio, refrendada por la figura del Papa.

Otro gran ejemplo de éste estilo es la fachada de la Universidad de Alcalá (Madrid) que se cubre con elementos platerescos pero con decoración más sobria y las marcas de sus distintos cuerpos mediante columnas, mismas que muestran su proximidad con la línea clasicista del Renacimiento español.

La ornamentación resulta nerviosa y dinámica, y se alterna con amplias zonas murales. Las ventanas dan lugar a una galería superior de arcos de medio punto flanqueados por columnas adosadas, coronada por una balaustrada renacentista cuyos pináculos prolongan las columnas

Al mismo tiempo que el plateresco va dejando huella, se irán implantando en España los gustos italianos que darán paso al estilo clasicista, en el que prevalece lo puramente espacial y constructivo sobre los elementos decorativos.

Este estilo se puede notar en el Palacio de Carlos V en Granada (Pedro Machuca), el más clasicista de los edificios renacentistas españoles.

El emperador Carlos V enamorado de la Alhambra, hizo construir en su mismo corazón un palacio, símbolo del imperio y de su impulso renovador. Su planta es un cuadrado con un círculo en el interior. El espacio central circular se corresponde con un patio porticado dividido en dos niveles que superponen el orden dórico-toscano y el jónico.

La fachada cuadrada del exterior repite la ordenación interior, sin embargo, el almohadillado rústico del primer nivel es una osada ruptura manierista de la coherencia interior/exterior. Así, al interior clásico (fachada ligera, de equilibrio y perfección renacentistas) se opone un exterior manierista (fachada pesada, compleja, irregular).

Otro ejemplo es la Catedral de Granada, misma que Diego de Siloé se hace cargo de sus obras en 1528, donde utiliza la columna clásica y convierte la capilla mayor en circular, coronándola con una cúpula, cuando lo tradicional hubiera sido situarla en el crucero.

La catedral de Granada, proyectada como catedral gótica, se convirtió en renacentista bajo la dirección de Siloé. Igualmente  la decisión de Carlos V de situar su mausoleo en la catedral hizo que el arquitecto optara por convertir la cabecera original gótica con deambulatorio en un espacio circular acorde con los ideales renacentistas. De esta manera generó una iglesia de planta mixta, en la que el cuerpo basilical es gótico, de cinco naves.

Es importante mencionar que el Bajo Renacimiento se aplica al periodo cronológico que abarca aproximadamente el último tercio del siglo XVI. Una edificación correspondiente a este periodo es el Monasterio del Escorial que es sin duda la obra más importante y representativa de esta época.

Este edificio, mandado construir por Felipe II al arquitecto Juan Bautista de Toledo, constituye una combinación de monasterio, palacio y templo que, además, debía ser panteón. Es un palacio de la época, con gran portada en el centro de la fachada principal. El templo queda centrado pero ocupa la parte posterior de la planta general para obtener más solemnidad y perspectiva para ser contemplado.

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