HAY VIDA DESPUES DEL ATARDECER

HAY VIDA DESPUES DEL ATARDECER

 Este fragmento está narrado en primera persona, él y su contexto en la ciudad de Bogotá, capital de Colombia y país sudamericano.

 El autor está pasando la edad de Cristo y se lamenta no haber cumplido lo que todo hombre según los eruditos, se debe de hacer: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. En forma irónica remarca que, si hubiera plantado muchos árboles viviría en un bosque, que es un sustantivo singular que representa lo plural, también comenta que, si hubiera escrito un libro, este ya estaría esperando ganar el premio nobel de literatura.

 En su narración, su vida es tan despreocupada, no se aflige en lo económico y hasta parece que le sobra el dinero; comenta también que se ganaba la vida transcribiendo textos, dándonos a entender que no depende de una profesión.

 También hace añoranzas de su estadía en Buenos Aires capital de la república de Argentina. Luego nos da a conocer su afición a la música, por lo que hace andar su guitarra y no es porque sea comerciante de guitarras, sino que lo hace entonar, haciendo que broten melodías que para cualquier persona que lo escuchara, podría ser buena o mala, pero para él son muy excelentes, porque él es el propietario de sus melodías con las cuales vive despreocupado; esperando a sus 35 años que venga un poco más de suerte; ya que está convencido que al fin vendrá, prueba de ello es que no deja de jugar la lotería, como quien decir:  “buena suerte yo te espero”, y alguna vez ha de llegar y cuando llegue, estaría  cumpliéndose todos sus sueños.

 Al igual que este escritor Antón Cubas, idealiza en su obra “hay vida después del atardecer”, que puede ser real o ficticio, así como en el amor y la guerra, también en la literatura todo vale. Pero en su personaje que el mismo representa, en forma análoga en el mundo real, mundo en el cual vivimos, mundo al cual nos aferramos, mundo del cual cosas de el en vida nos adueñamos, pero que al final lo abandonamos, cuando lo que nos dio, todo nuevamente lo entregamos y como dice el libro sagrado “de polvo fuimos y al polvo volveremos”; hay hombres que así viven despreocupados, sin pensar, solamente que en ver que sale el sol y luego se oculta; pero que de alguna forma se mantiene con algún oficio o profesión, estos tipos de hombres existen y nosotros lo vemos y nos burlamos por ser diferentes a nosotros, o talvez pensemos que están locos pero… ¿Quién sabe si ellos pensaran lo mismo de nosotros?.

 También hay semejanza donde él dice “que en los años de 1990 todo parecía distinto para mi” y creía dirigirme sin escala a una vida profesoral; en este punto parece que el añora sus años anteriores de vida; así hay hombres que añoran sus años pasados y dicen que el tiempo pasado fue mejor o sino se lamentan los años que perdieron; pero no hay que lamentarse de nada, sino seguir andando y luchando, luchando y ganando…

                                                                            Coronado Alvarez, Oscar Fredy

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