Jesus

Alejandra era una niña buena, bonita, estudiosa, obediente y siempre dispuesta a ayudar a todos; si su madre necesitaba de su ayuda para realizar las labores del hogar, como asear la casa o preparar los alimentos, allí estaba Alejandra siempre dispuesta a colaborar. Todos sus compañeros sabían que podían contar con ella para que les explicara alguna clase no comprendida; y su maestra la ponía siempre como ejemplo de buen comportamiento.

Un día, al pasar por una calle, vio una niña muy pequeña y triste con el sufrimiento pintado en su rostro y sus ojos negros brillando.

Se acercó rápidamente a la niña y se interesó por saber que le pasaba, al enterarse que el padre de la niña estaba en la cárcel, su madre muy enferma y ella misma con mucha hambre y fiebre; la llevó con su maestra, quien se interesó por la familia y los ayudó; pero antes de despedirse de la niña le obsequió su más preciado tesoro el osito panda que le regalaron en su último cumpleaños, pues hacía poco había cumplido diez años. Los padres de Alejandra eran muy pobres y no podían comprarle juguetes, habiendo regalado el único que tenia.

Al ir un día al mercado con su madre, pasó por una juguetería, y vio la muñeca más linda que ella había visto: pelo rubio, ojos azul añil y boca color fresa. Llevaba un precioso vestido de organza celeste y zapatitos azules a tono con su coqueto sombrerito que realzaba su elegancia.

Vio a la muñeca y quedó sorprendida, más ella no dijo nada para no apenar a su madre.

Era Nochebuena, llegó la Navidad... dormida apaciblemente en su camita, Alejandra sueña que el Niño Jesús viene a verla y le habla dulcemente diciéndole que por ser una niña tan buena pronto iba a recibir un premio, dejándole en la mano una pequeña flor para que ella siempre recuerde que EL ha venido a verla.

Al despertar al día siguiente, la niña siente que tiene algo en la mano; al abrirla ve la pequeña florecita que Jesús depositó en ella y sonríe muy feliz; al mirar a los pies de la cama, descubrió allí, en una gran caja, la muñeca de sus amores y muy contenta corrió buscando a sus padres a quienes les mostró su muñeca y les contó la visita de JESÚS.

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