La Analogía

ANALOGÍA

B

ullía el crisol a toda su potencia y vigor, el fuego calcinaba la escoria que en forma de espuma que escurría por los bordes de la marmita; en el extremo del cuarto de fundición un obrero observaba el refulgente espectáculo mientras vigilaba que el fuego no decreciera para que la fundición fuera uniforme. ¿Qué extraños pensamientos cruzaban su cielo mental en esos instantes? Solo él sabía, así permaneció todo el tiempo hasta que otro obrero vino a sacarlo de su abstracción.

Al término de su labor siguió buscando mentalmente algo que ni él mismo sabía que. Era una de sus búsquedas inconscientes que seguía bullendo en sus ideas como el metal en la marmita pugnando por salir a flote como la escoria del crisol. Estaba buscando afanosamente ese cómo, qué o porqué que lo torturaba, hasta que descubrió su desazón, era la analogía entre ese mineral que moría para transformarse en metal útil, moldeable y su propia transformación de lo que fue en sus pasos perdidos y lo que era hoy como operador en el inmenso Taller de la naturaleza. Tal vez se quedó dormido y lo soñó o quizá fue su anhelo por encontrar. Lo cierto es que retrocedió sobre el tiempo hasta su advenimiento.

Recordó cuando simplemente era, pero… ¿Cuándo empezó a ser? Lo ignoraba, era y esto debía de bastarle, pero no era así, era fuerte, mas su fuerza no emanaba de su cuerpo físico, este era endeble en comparación con el de otras especies a veces más pequeñas que él. No, su fuerza emanaba de algo más recóndito, que lo elevaba, que lo hacía omnímodo.

Así como el mineral crece en lo más profundo de las entrañas de nuestra madre tierra, entremezclándose con otra substancias que degeneran su pureza, siendo necesario arrancarlo de su vena umbilical y llevarlo hasta el crisol para someterlo a la acción del fuego para devolverle su pureza y muriendo como mineral para nacer como metal en un segundo nacimiento para ser útil al hombre.

Así él, como ser humano fue creciendo en medio de su ignorancia, vicios y errores y otras malas yerbas hasta que una mano fraterna lo condujo hasta el crisol donde se purificaría tallando sus imperfecciones, puliendo sus cualidades hasta llegar a ser prisma cúbico, tendiente a la perfección.

Le enseñaron a usar con mesura esas cualidades primigenias, con que fue dotado desde antes de su ser; entre estas facultades está la palabra que aunada a la inteligencia e imaginación lo hicieron superior a todas las especies paridas como Él por la Gran Matriz. Su evolución propició el uso de otras facultades que facilitaron aun más su desenvolvimiento.

Aprendió a usar la imaginación, como auxiliar coadyuvante, supliendo su carencia intelectiva cundo fue necesario; usando estas facultades como herramientas, creando otras conforme las fue necesitando, desarrollo sui discernimiento

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