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La Descripcion


Enviado por   •  18 de Abril de 2014  •  461 Palabras (2 Páginas)  •  149 Visitas

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“Un Hogar Radiante”

Mi abuela María nació en la Ciudad de Usulután, El Salvador, América Central. Ella es una persona amable, ejemplar y querida por todos aquellos que la conocen. A sus 85 años de edad, todavía trabaja en casa cuidando a sus nietos y bisnietos. Mi abuela es una persona dulce, amorosa, y cariñosa. Su carácter es especial, pues aunque a veces se enoja, en vez de gritar, sonríe. La vida de mi abuela no ha sido fácil, ha sobrepasado muchas dificultades, y las ha vencido con esfuerzo para salir adelante. Yo admiro mucho a mi abuela por su fortaleza, su belleza y su espíritu emprendedor. También la admiro por ser una mujer trabajadora, y luchadora, que jamás se da por vencida y que no le teme a los obstáculos. Mi abuela María es de estatura mediana, delgada, y de piel trigueña. Su pelo es negro y rizado, y sus ojos son grandes y redondos, de color azabache. La mirada de mi abuela es sincera y natural que transfiere tranquilidad a los que la miran. Cuando sonríe, proyecta una luz aún más reluciente que la luz del sol. Su nariz es pequeña y su rostro es fino, que a pesar de sus arruguitas, difunde armonía y paz.

Recuerdo que en mi niñez, toda la familia se reunía en la casa de mi abuela, ubicada en la Ciudad de Houston, Texas, y aunque los años han pasado, aún es una tradición reunirse allí. La casa de mi abuela es de dos plantas. En la planta baja está la cocina, el baño, el comedor, y la habitación de la abuela. Su dormitorio se encuentra al final del pasillo, y el baño está frente a éste. En el segundo piso, están las habitaciones para los huéspedes y dos baños. Las paredes del primer piso son verdes, y las del segundo, son celestes. La casa de la abuela tiene un jardín grande y hermoso. En su centro, hay un árbol alto y frondoso que cobija con su sombra gran parte del patio, y a pesar del frío y el viento, aún conserva las hojas verdes. En el otoño, sus hojas amarillas caen lentamente al suelo, y el olor del viento anuncia que el invierno está a las puertas. Lo más especial de la casa de mi abuela es el olor a comida recién hecha. El olor de las tortillas de maíz, elaboradas a mano por mi abuela María, es muy agradable. Los momentos y recuerdos de su casa siempre estarán guardados en mi mente, como las rosas rojas de un jardín bien cuidado y abonado. Siempre amaré a mi abuela querida con todo el corazón, quien, aunque los años pasen, sigue muy fuerte y de buen espíritu como un roble del Líbano.

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