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La Enseñanza Del Diseño Grafico


Enviado por   •  17 de Junio de 2014  •  2.362 Palabras (10 Páginas)  •  212 Visitas

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LA ENSEÑANZA DEL DISEÑO GRÁFICO

Actualmente no existe una tendencia definida en la enseñanza en el diseño gráfico; cada escuela establece su perfil de egreso según las necesidades que detecta en el campo de trabajo y el nivel socioeconómico al que quieran apoyar sus egresados. Así encontramos varios tipos de planes de estudios. Algunos abordan de manera general todas las áreas de diseño, como editorial, ilustración, fotografía, multimedia, producción audiovisual, señalética, diseño básico, web, serigrafía, comunicación, semiótica, etcétera, lo que permitirá que el egresado afronte cualquier tipo de proyecto que le encarguen y lo resuelva con los parámetros de calidad y funcionalidad necesarios. Otros permiten una especialización al final de la carrera; algunos forman egresados con un perfil directivo y, finalmente, hay los que forman egresados para la manufactura de los proyectos, como técnicos o mano de obra.

La relación maestro-alumno es humanista, similar al estilo de enseñanza utilizado en el Renacimiento; el profesor sirve de guía para el alumno, lo apoya en el desarrollo de sus proyectos, le sirve como ejemplo de los valores y principios que se exigen en el campo profesional, y le ayuda en la reflexión y comprensión de los conocimientos y habilidades que se integran a su formación durante su estancia en la carrera. De hecho es muy común el trato más bien amistoso y disipado; tanto así que incluso los alumnos, si así lo quieren, pueden referirse al profesor por su nombre, y no con adjetivos como señor, profesor, maestro, etcétera, como se acostumbra en otras licenciaturas.

Esto permite que el ambiente de trabajo sea relajado y que el alumno se concentre más en el desarrollo de su proyecto que en preocuparse por presiones de otro tipo, al mismo tiempo desarrolla habilidades de organización, auto exigencia, autocrítica y compromiso social. El riesgo con este tipo de enseñanza es que el alumno confunda esta libertad de trabajo con la falta de compromiso, creyendo que el maestro es tan accesible que el desempeño pobre en el trabajo, y la falta de responsabilidad y compromiso hacia la clase, el profesor, los compañeros y la misma profesión, no afectarán su calificación.

Salvo en las escuelas privadas, no se exige que los profesores tengan título de licenciatura para considerarlos capacitados para enseñar. La mayoría de los maestros no tiene estudios formales sobre didáctica o pedagogía, mucho menos en educación; se confía en que, por la experiencia obtenida en el campo profesional, serán capaces de transmitir sus conocimientos a los alumnos y podrán formar profesionales en el diseño gráfico. Esto ocasiona que personas que no han ejercido la disciplina, o que por el momento no tienen trabajo, se dediquen a dar clases, fundamentando su estilo de enseñanza sólo en los principios teóricos e imponiéndolos como la parte más importante del diseño, sin considerar que muchos de estos principios se establecieron en la década de 1920 con la Bauhaus, la última gran escuela de diseño gráfico.

Además, por las características de cada área del diseño, como procesos de trabajo, materiales, equipo técnico, tiempo de producción, etcétera, es común que los sistemas de enseñanza difieran bastante, incluso en un mismo plan de estudios. Así, en materias donde se requiere más uso de las nuevas tecnologías, como multimedia, web, interactivos, producción audiovisual, etcétera, la mayoría de los alumnos poseen mayores conocimientos técnicos que los profesores: conocen más programas, dominan mejor un programa en específico, están más actualizados en los avances y trucos digitales, etcétera. Por ello el profesor, en lugar de enseñar un programa, funge como un asesor que enseñará cómo aprovechar los beneficios de un software según el concepto o la idea creativa de cada alumno. No se enseña cómo usarlo, sino para qué y cuándo usarlo.

Otra característica que influye fuertemente en este sistema de enseñanza es que la computadora se considera la herramienta por excelencia para la mayoría de las áreas de diseño, ya que permite elaborar el boceto final para el cliente e incluso imprimir el proyecto definitivo. Cuando una institución educativa decide hacer lo que se considera una inversión “fuerte” o “costosa” para instalar equipo de cómputo con lo más nuevo de la tecnología, por la velocidad de los avances, en muy poco tiempo ese equipo ya está pasado de moda o atrasado en su potencial. Los profesores sólo pueden enseñar a los alumnos a explotar su creatividad usando las facilidades de la herramienta, haciéndoles ver que un diseñador no es bueno por tener una computadora con lo último de la tecnología, sino por tener la capacidad de crear diseños atractivos, prácticos y funcionales, sin importar en qué equipo y versión del programa trabaje.

Esto implica además una contradicción, ya que al mismo tiempo se exige que un diseñador esté en capacitación y actualización técnica constante, especialmente en cómputo, así que la enseñanza dentro de las escuelas crea contradicciones entre lo que piden y lo que pueden ofrecer como apoyo y enseñanza en computación para el diseño gráfico.

¿Y qué sucede en el campo de trabajo? En la escuela se enfatiza a los alumnos que el diseño comunica a través de imágenes fijas o en movimiento, y que es de suma importancia cuidar con detalle la conceptualización de las ideas y mensajes a transmitir junto con las técnicas y medios para hacerlo. Sin embargo es muy común que fuera de ella, sobre todo por la proliferación de escuelas técnicas que ofrecen la “carrera” de diseño gráfico, se considere este trabajo como “algo que cualquiera puede hacer”, “que no necesita estudios formales”, “que sólo es hacer dibujitos”, etcétera. Algunas personas incluso lo consideran como una artesanía, como algo no formal.

Esta percepción puede surgir incluso de la concepción del diseño gráfico dentro de las escuelas formales, ya que, como dice Norberto Chaves,

Gran parte de los problemas de la enseñanza del diseño gráfico en México (y es de suponer que en muchos países latinoamericanos) provienen de una concepción distorsionada de la profesión, en la que predominan dos prejuicios: teoricismo y creativismo.

La primera distorsión consiste en no reconocerle el diseño gráfico su carácter de oficio, o sea de trabajo productivo en un campo específico; trabajo que, a través de la experiencia, acumula una serie de habilidades y saberes prácticos.

En su lugar se concibe al diseño gráfico, tácita o explícitamente, como una suerte de “teoría aplicada”.

El criterio de validación de la práctica es la obediencia de dichos preceptos

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