La Matemática By Czr

La matemática

Los números siempre me disgustaron, nunca los entendí y nunca me van a caer bien. En ocasiones traté de estudiarlos empedernidamente para exámenes de la universidad, pero nunca hubo retribución expresada en una buena nota o calificación. Nunca fue suficiente. Tanto es que, cuando pensaba que ya había profundizado, mecanizado los conceptos básicos y de que creía justificadamente que estaba lo suficientemente preparado para los exámenes, se re pite la misma historia. Como si se tratase de la teoría conspirativa más insana y retorcida que un no tan privilegiado intelecto pudiese defecar; lo que me pasa, es como obra de un maquiavélico consenso entre todos mis profesores de matemática para arruinarme la vida, porque ellos sabían perfectamente que yo odiaba tan detestable asignatura. Así se los hice ver el día que le pegue en el ojo a la profesora de matemáticas en el último año de secundaria con la tapa mascada y babosa de mi lapicero; la ubiqué estratégicamente en una improvisada resortera de útiles escolares y dar en el blanco resultó en un orgasmo eyaculatorio de júbilo desbordado y realización. La matemática y sus ramificaciones son una maldición que tengo que sufrir, y a veces pienso que es como si en algún universo paralelo hubiera violado, torturado y destripado a una inocente persona o a un reggaetonero y ahora me lo estuvieran cobrando de la forma más visceral, bestial e injusta posible. ¿Por qué a mí? Es la pregunta que nos hacemos todos cuando sufrimos los golpes y las tiradas de caca de la vida. Sí, porque para mí la vida es como un mono que además, de plus, es matemático. Lo tenes colgado del cuello, te pega, te restriega el ano en la cara e inciertamente cual juego de azar, llega el momento en que te estrangula hasta acabar con tu existencia.

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