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La Vida Despues Del Divorcio


Enviado por   •  12 de Junio de 2014  •  694 Palabras (3 Páginas)  •  200 Visitas

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Cuando nacemos, el mundo ya está hecho. No somos nosotras las que entramos en el mundo sino el mundo el que entra en nosotras. Y una de las entradas calificadas es la de nuestros padres. Entre los 9 y los 16 meses de edad, cuando te mirabas al espejo, sonreías. Tus ojos veían una figura pero tu cerebro no sabía que eras tú. Esta es la primera etapa del “yo” donde ves algo pero no sabes qué es.

Solo a partir de la presencia del otro, tu madre sobre todo, es cuando comienzas a incorporar esa imagen como la tuya. Sin esa presencia no lo hubieses podido hacer. Ella y las demás personas son los que te dicen que esa eres tú y así tu “yo” siempre estará mediatizado por la presencia de otro. Otro que te cuenta una historia sobre quién eres, sobre cómo debes ser para que te quieran, una mirada sobre la vida que no tiene que ver con la verdad sino con cómo ellos la interpretan; interpretación que, a su vez, han heredado de sus ancestros.

A medida que fuiste creciendo y te transformaste en una adulta, todos los sucesos que viviste fueron y son analizados por este molde. Por lo tanto, a la hora de buscar una pareja, tu cerebro recreará el juego conocido: tú jugarás el rol aprendido y encontrarás “un otro” que juege el suyo.

Víctima o protagonista

Las cosas son como son y no como deberían ser. Divorciarse es un desafío que tiene determinada complejidad; el tema pasa por quién eres tú frente a la complejidad del desafío. Si conversas con lo difícil de la situación o te compadeces por estar inmersa en ella, te conviertes en víctima; y la víctima se paraliza, no actúa, espera que el “afuera”, ya sea su dios, una persona o las circunstancias, le traiga una solución.

La víctima vive recreando el pasado y siente miedo. Y el miedo está relacionado con nuestra falta de respuesta a una situación que nos supera. Si, en cambio, te paras frente al desafío, lo evalúas, observas si cuentas o no con las herramientas para hacerle frente y, en el caso de no contar con ellas, pides ayuda, te capacitas frente a lo desconocido, allí te conviertes en protagonista, en una persona con poder, capaz de generar resultados extraordinarios.

Por qué sufres

El dolor es biológico. El sufrimiento es una interpretación que te pertenece y tiene que ver con la expectativa no cumplida, con querer que las cosas sean como tú quieres que sean. Y allí es donde aparece el control, un mecanismo cultural aprendido a muy temprana edad. Cuando controlo, manipulo, buscando que el otro haga lo que yo necesito. Quizás pienses que la relación está terminada, pero el miedo a enfrentar una nueva realidad puede hacer que te aferres al pasado e intentes, por todos los medios, que tu pareja permanezca a tu lado. Dejar el juego aprendido es asomarse a lo desconocido y puede generarte temor e incertidumbre.

Crea tu realidad

Pregúntate cuál es tu valor y si la respuesta es: “No valgo nada” o “muy poco”, busca el motivo de esa desvalorización. Recuerda que, si bien somos seres históricos, protagonistas de un relato que comenzaron a contar nuestros ancestros y que nosotras repetimos porque no conocemos otro argumento, también tenemos la posibilidad de crear una realidad diferente.

La realidad es una creación permanente. Trabaja en ti para convertirte en la mejor versión de ti misma y dile basta a lo que ya no quieres. Sal del papel de víctima que te hace explicar todo el tiempo por qué te pasa lo que te pasa, y asume el rol de protagonista. Mira hacia adelante, visualízate como quieres verte dentro de unos años y empieza a generar acciones que te permitan acceder a tu visión. Toda realidad comienza con un sueño.

Mientras tanto, desarma el juego aprendido, desmantela la obra que has montado hasta aquí, en colaboración con otros, y escribe tu propio guión. No creas la historia de la media naranja, de otro que te complete. Si te relacionas desde la necesidad, encontrarás otro necesitado como tú. Recuerda: el potencial de una mujer es infinito, ¡aprópiate de eso!

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