Vida Después De La Vida

Donde se expresa una serie de relatos de personas que habían estado cerca de la muertes o clínica mente muertas, sea por enfermedad, accidente, o en situaciones estresantes de cirugías donde se veían expuestos a la reanimación o de manera espontánea recuperaban la conciencia después de estar en un estado de coma.

Este libro reavive la creencia en la existencia del alma y del más allá, muchos de ellos manifiestan la luz, la visión de un túnel oscuro, sensación de paz, percepción de música, sentirse fuera del cuerpo, encuentro con otras persona fallecidas, figuras religiosas o seres espirituales, visión de un ser luminoso, revisión de toda su vida, visión de una frontera o límite, etc.

En estas experiencias, se pierde el sentido del tiempo del espacio y la experiencia se considera más intensamente real, lo cual implica una hiperactividad de la amígdala cerebral la cual forma parte del sistema límbico y su papel principal es el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales dándole sentido de realidad a los sucesos o estímulos que llegan del entorno.

Sin duda, la creencia en la supervivencia tras la muerte corporal la encontramos en muchas culturas donde se considera la muerte como una transición hacia otro mundo, aunque eso no deja de ser una hipótesis, estos se hallan en antiguos y esotéricos escritos de la literatura de muy diversas civilizaciones, culturas y áreas, donde se realizan una serie de oraciones y rituales para ayudar a la transición del espíritu al mundo de los muertos.

Dentro de los contactos con el más allá las personas perciben su yo dentro de sus límites corporales, sienten el cuerpo como suyo y toman consciencia del entorno a partir de la perspectiva corporal. El estado de autoconsciencia supone: 1º) la localización del yo, o sea percibido dentro del cuerpo y como una unidad espacial; 2º) la perspectiva del yo, o sea que vemos, oímos y sentimos el mundo desde el interior de nuestro cuerpo; y 3º) la autoidentificación, es decir, que sentimos que nuestro cuerpo nos pertenece. En circunstancias determinadas, estos aspectos pueden alterarse.

En todos estos casos se supone que la consciencia del yo continúa a pesar de la muerte corporal, y por tanto cerebral, algo totalmente impensable para la neurociencia de hoy, que sabe que esa consciencia depende de la integridad de ciertas estructuras cerebrales y del funcionamiento normal de sus neurotransmisores químicos. Lo que parece evidente es que no es de esperar que en el cerebro, a punto de morir el organismo que lo sustenta, cesen sus funciones de golpe, sino que se den transformaciones cada vez más graves, hasta la completa desaparición de esas funciones.

El filósofo Platón uno de los mayores pensadores de todas las épocas, creía en la utilidad de la razón, la lógica y la argumentación para alcanzar la verdad y la sabiduría, pero sólo hasta cierto punto, pues también era un gran visionario que sugería que la verdad última sólo podía llegar con una experiencia casi mística de iluminación

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