La arquitectura y la nauraleza

David Gonzalez

Arquitectura y Naturaleza

9/04/2015

ARQUITECTURA Y NATURALEZA

Según Antonio Armesto la naturaleza, la podemos observar desde dos puntos de vista. En una la vemos como todo aquello que tenemos alrededor, con todo lo que el ser humano habita, e incluso el mismo hombre es parte de esa naturaleza. Se habla de la vida, del sitio y de los materiales naturales con los que se van a construir, y al hacerlo se refiere en realidad, al aspecto más físico y sensitivo, porque esa naturaleza está constituida de formalidad. Pero también podemos ver la naturaleza desde el punto de vista de lo que son las cosas, ya sean objetos físicos o no, como la naturaleza de algo, la naturaleza de la ciudad, etc.

Cuando se hace arquitectura, se debe confrontar, con lo que podemos denominar, los tres niveles o aspectos de lo real;  el primer aspecto es la vida, que los arquitectos de un modo convenido llaman el uso, las funciones, en pocos palabras, es el programa de la pieza como tal. En segundo lugar, se debe confrontar con el sitio, el sitio como geografía, relieve, topografía, entre otras, y también como el lugar donde aparecen toda esa variedad de costumbres y tradiciones, que se fueron desarrollando a través del tiempo y que le dan a cada sitio, un carácter propio. Por último se debe confrontar con la técnica, que podemos nominar como el conjunto de objetos físicos, que fueron extraídos de la naturaleza y que configuran, ese límite de toda la pieza arquitectónica. Para que un proyecto funcione adecuadamente, estos elementos se deben articular, componer y formalizar entre ellos mismos a través del tiempo.  

Estos tres aspectos constituyen la finalidad por la cual se basa la arquitectura, es decir, dar cobijo al habitar humano, una actividad fundamental del hombre, el cual no puede existir sin ocupar un sitio en el espacio. Ese sitio ocupado a través de la técnica, sufre un proceso de transformación, con recursos, ya sean de orden intelectual o material. Es en este universo donde se definen todos aquellos elementos que caracterizan los hechos arquitectónicos y adquieren así un valor histórico y cultural específico, fijándolos en el tiempo y en el espacio.

En el documento analizado, el autor, se sirve de algunos ejemplos negativos, que nos permiten analizar por contraste, algunas de esas cuestiones que se quiere expresar cuando, se refiere a que un proyecto haga parte de la naturaleza, donde se formalicen, articulen y compongan, la vida, el sitio, la técnica, correctamente entre ellos mismos.

Un ejemplo de estos, que me llamo mucho la atención,  es el  Proyecto de la Ciudad de la Cultura de Galicia, en Santiago de Compostela, del arquitecto Peter Eisenman, que sirve para ilustrar como tomar prestadas las figuras de la topografía o de la geografía, obteniendo, una pérdida de la autonomía de la arquitectura. Esta propuesta consiste en desmontar literalmente el monte, buscando aplanar su cima y luego con la arquitectura buscar reconstruir esa figura topográfica existente,  sometiéndose de esta manera,  a la voluntad de dar la misma figura de algo que existe actualmente, a algo nuevo en el mismo lugar, y renunciando así al carácter propio que se encuentra allí.

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