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Las Batallas


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2014  •  825 Palabras (4 Páginas)  •  229 Visitas

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XI

ESPECTROSTambién hubo líos a principios de año cuando Isabel se hizo novia de Esteban.

En los treinta había sido famoso como actor infantil. Al crecer perdió su vocecita y su

cara de inocencia. Ya no le dieron papeles en cine ni en teatro: Esteban se ganaba la

vida leyendo chistes en la XEW, bebía como loco, estaba empeñado en casarse con

Isabel e ir a probar suerte en Hollywood aunque no sabía una palabra de inglés.

Llegaba a verla borracho, sin corbata, oliendo a rayos, con el traje manchado y los

zapatos sucios.

Nadie se lo explicaba. Pero Isabel era aficionada fanática. Esteban le parecía

maravilloso porque Isabel lo vio en su época de oro y, a falta de Tyrone Power, Errol

Flynn, Clark Gable, Robert Mitchum o Cary Grant, Esteban representaba su única

posibilidad de besar a un artista de cine. Aunque fuera de cine mexicano, tema

predilecto de las burlas familiares, casi tan socorrido por nosotros como el régimen de

Miguel Alemán. ¿Ya viste qué cara de chofer tiene el tal Pedro Infante? Sí claro, con

razón les encanta a las gatas.

Una noche mi padre sacó a Esteban a gritos y empujones: al llegar tardísimo de

su clase de inglés, lo encontró en la sala a media luz con la mano metida bajo la falda

de Isabel. Héctor lo golpeó en la calle, lo derribó y lo siguió pateando hasta que

Esteban pudo levantarse ensangrentado y huir como un perro. Isabel le retiró la

palabra a Héctor y se dedicó a hostilizarme por cualquier motivo, si bien yo había

tratado de frenar a mi hermano cuando pateaba en el suelo al pobre de Esteban.

Isabel y Esteban no volvieron a encontrarse jamás: poco después, aniquilado por el

fracaso, la miseria y el alcoholismo, Esteban se ahorcó en un ínfimo hotel de Tacubaya.

A veces pasan por televisión sus viejas películas y me parece que contemplo a un

fantasma.

Pero en aquel momento la única ventaja fue quedarme con un cuarto propio.

Hasta entonces había dormido en camas gemelas con Estelita, mi hermana menor.

Cuando me declararon perverso, mi madre juzgó que la niña corría peligro. La

cambiaron a la pieza de las mayores, con gran disgusto de Isabel, que estudiaba en la

Preparatoria, y de Rosa María que acababa de recibirse de secretaria en inglés y

español.

Héctor pidió que compartiéramos la habitación. Mis padres se negaron. A raíz

de sus hazañas policiales y su último intento de forzar a una criada, Héctor dormía

bajo candado en el sótano. Sólo le daban cobijas y un colchón

...

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