Leviatan De Roth

Acabo de terminar de leer el “Leviatán”, de Joseph Roth. El protagonista es un tipo, un judío pelirrojo, Nissen Piczenik, comerciante de corales. Vive en Progrody, un pueblo ruso de campesinos, obsesionado con la belleza y perfección de sus corales. En ese pueblo alejado de la costa se siente fuera de su patria, que para él está en el fondo del mar. El cuento (que supongo que eso es, pero sólo por su brevedad y concisión) es una lectura deliciosa: las descripciones de las aldeanas ensartando en el jardín los corales para hacer joyas, las descripciones de los mismos corales, con sus diversas formas y tonalidades, siempre rojos…

Tiene un fondo bíblico, obviamente, empezando por el título, y la presencia diabólica está por todas partes (tomando en cuenta que el protagonista es un judío, y pelirrojo). Las primeras escenas son de alegría en un hermoso jardín; la última transcurre en la oscuridad del mar, en un naufragio. Hay un personaje evidentemente satánico, el húngaro Jenö Lakatos, quien introduce a Piczenik en el comercio de falsos corales (hechos de celuloide): tiene dientes de ratón, su pelo es negro y brilloso; sus ojos también son negros con destellos rojizos… digo, el mismísimo demonio…

El protagonista se siente atraído siempre hacia el mar, ese endemoniado mar en donde el Leviatán cuida los corales. Los corales no siempre son perfectos (algunos tienen huequitos que hace falta rellenar con cera roja), lo que lleva a Piczenik a preguntarse por el papel de Dios en la imperfección de su creación. Me parece ya una pregunta antigua… jaja, pero no lo son todas? O una pregunta del pasado… pero bueno, no es todo del pasado? (no somos del pasado?)… no no, quiero decir, una pregunta pasada de moda. Pero es importante, porque destroza la idea del dios judeo cristiano, supongo… en fin, es que cuando uno ya piensa en Dios como una fuerza creadora, unificadora, del cosmos, pues las preguntas sobre el papel de Dios en la dinámica de la vida terrestre pierden sentido.

En fin, que el libro puede tener esta lectura un tanto bíblica (simbólica?) del hombre atraído hacia el mal y finalmente perdido con alegría en él. Es evidente. Quitándole las referencias bíblicas, me parece la historia de un hombre que abandona el pragmatismo en la búsqueda de la belleza; un tipo que cambia el éxito burgués por satisfacer una necesidad espiritual de perfección. Me recordó, antes de pensar en simbologías, a un cuento de Virginia Woolf, “Solid objects”, donde un tipo se abandona al placer de coleccionar pedazos de objetos (cristales, cualquier cosa que le pareciera bella)…

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