Los deseos de Julieta.

Los deseos de Julieta

Había una vez una joven soñadora llamada Julieta a ella nadie se la ganaba pidiendo deseos cada vez que veía una estrella fugaz, soplaba una vela o se quedaba con el huesito del pollo más largo deseaba ganarse la lotería y dejar de trabajar, irse de viaje, tener dinero y hasta casarse con un príncipe azul.

Pero nunca tuvo suerte

Lo más cercano a un príncipe azul fue terminar casada con Juancho quien era un hombre bien parecido, bien parecido a un monstruo.

Cojo de nacimiento

Calvo

Bizco

Y un aliento capaz de fulminar a un colibrí o secar una margarita en pocos segundos.

Pero eso no viene al caso, lo que viene al caso es que Julieta nunca tuvo suerte.

Un día Julieta estaba cocinando una rica comida para Juancho (sus habilidades culinarias eran algo limitadas), Julieta por tener una urgencia… se fue al baño rápidamente olvidándose por completo del sartén con aceite que había dejado al fuego, con tan mala suerte que repentinamente llego Humberto el gato quien era el gato de Julieta y viendo un pedazo de carne en la tabla de picar le hecho garras.

El gato logro agarrarla pero no lo suficiente, sus garras redondeadas resbalaron por el pedazo de carne que se engancho con un tenedor que a su vez bruscamente voltio un vaso con agua cuyo contenido fue a dar sobre la sartén haciendo una columna de humo y fuego que se elevó por los aires hasta alcanzar y fundir los cables del extractor provocando un corto circuito.

Las llamas quemaban las tablas barnizadas de la alacena, en pocos minutos comenzó a consumir la mesa, las cortinas, de tal manera que en pocos segundos la cocina parecía un horno para hacer pizza visto del lado de adentro.

Fue allí donde la aliviada Julieta abre la puerta del baño con apenas el tiempo suficiente de salir corriendo y salir de su casa antes que empezara a desplomarse.

Contemplo con sus ojos arrasados por las lágrimas causados por la pena y por el humo su casa cubierta de fuego y alcanzo a gritar “ME QUIERO MORIR”, fue allí donde le falla el corazón y cae. Fue la primera vez que se le cumple un deseo.

Estando desmallada tuvo una revelación en donde se encontraba en un lugar completamente en blanco, sin árboles, sin brisa, ni sonido.

¿Dónde estoy? ¡ayudaaa! Decía Julieta y pidió al cielo “Dios mío ayúdame”, en el horizonte se divisa una silueta la cual se acercaba poco a poco.

Julieta va al encuentro de la silueta para preguntarle donde se encontraba, estando frente a frente Julieta observa que esta silueta pertenece a la de un hombre vestido de blanco, de tez clara y cabello castaño.

Pregunta Julieta ¿Dónde Estoy?, el señor responde estamos en la puerta del cielo, y usted quien es pregunta ella.

Con una mirada fija y una sonrisa le responde soy pedro el guardián de la puerta del cielo

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