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MOVIMIENTOS MIGRATORIOS

rubidiacadenas28 de Septiembre de 2011

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INTRODUCCION

Los Movimientos Migratorios se refieren a los cambios de residencia de las personas que se producen dentro de un territorio dado. Pueden distinguirse cuatro formas de conceptualizar el fenómeno migratorio: inmigración interior, inmigración exterior, emigración interior y emigración exterior.

Desde el inicio de la humanidad y por diversas razones, tal como las especies animales, el hombre se ha desplazado en procura de bienestar. De esta forma surgieron las poblaciones debido al cambio de los hábitos nómadas al sedentarismo.

Pero también existen migraciones forzadas, tratando de escapar de situaciones negativas; todo puede ubicarse dentro de un mismo Estado o fuera de él.

La globalización no se ha concretado en la esfera de la libertad de circulación de las personas. Algunas de sus principales modalidades están severamente restringidas, en especial las migraciones laborales y las que conducen al establecimiento indefinido, precisamente las que eran preeminentes en el período anterior. En nuestros días, la libertad de circulación es la excepción. La regulación y la restricción de la libertad de tránsito es la norma. La supresión de barreras y la liberalización de flujos que son consustanciales a la globalización no se han extendido a las migraciones internacionales.

Desde la época de la conquista hemos sido receptores de inmigrantes de diferentes partes del mundo que han venido en oleadas; y tenemos muy poca cultura de emigración; aunque ha habido épocas que esto se ha incrementado.

Veremos factores que han contribuido a estas migraciones así como sus aspectos negativos.

MOVIMIENTOS MIGRATORIOS:

CONTEXTO HISTÓRICO DE LAS MIGRACIONES Y SUS IMPLICACIONES SOCIOCULTURALES:

Las migraciones humanas son muy antiguas, pero en cada época de la historia han sido diferentes de acuerdo con las causas que las motivan, las principales modalidades que revisten, las consecuencias que se producen, y el significado que se les atribuye.

La revolución neolítica de hace unos 9.000 años, y que consistió básicamente en el desarrollo de la agricultura intensiva bajo riego, trajo consigo un desplazamiento enorme de la población en los continentes africano y asiático primero y europeo y americano después, en el que millones de personas abandonaron su modo de vida nómada para hacerse sedentarios.

En la antigüedad, la formación de los primeros imperios en el Oriente Medio y en el Mediterráneo oriental (Mesopotamia, Egipto, Persia, Media, Grecia, Macedonia, Fenicia) y en el Mediterráneo occidental (Cartago y Roma) trajo consigo grandes desplazamientos de pobladores y soldados, que se encargaron de ocupar, tanto libremente como por la fuerza, nuevas tierras. Grecia, Cartago y Roma organizaban flujos emigratorios como método para establecer las colonias necesarias para expandir el comercio de la metrópoli, el cual constituía su principal medio de subsistencia.

El periodo de las grandes migraciones sirvió para que muchos pueblos indoeuropeos se establecieran a ambos lados de los antiguos límites del Imperio romano. Las ciudades surgidas a ambos lados de los pasos a través de los Alpes y en las ciudades del Norte de Italia, con el predominio de Venecia, que llegó a ser la mayor ciudad del mundo gracias al desarrollo del comercio. Estas ciudades crecieron enormemente por el desarrollo del comercio y dieron lugar a grandes desplazamientos o migraciones entre el mundo rural y dichas ciudades, así como el surgimiento de otras aldeas transformadas en burgos dedicados a la manufactura artesanal que alimentaba ese comercio.

El feudalismo tuvo un efecto dual en cuanto se refiere a las migraciones de población: por una parte fijó a los campesinos al suelo, es decir, a la tierra y aldeas de los distintos feudos. Por la otra, aunque redujo el comercio, aumentó enormemente las guerras de conquista entre los feudos existentes, lo cual dio origen a verdaderas invasiones y desplazamientos masivos de la población, que fueron creciendo con el aumento y transformación de algunos feudos en los Estados Nacionales a fines de la Edad Media lo que, a su vez, determinó la decadencia definitiva del sistema feudal.

Los comienzos de la Edad Moderna marcan el inicio de los viajes de descubrimiento, la formación de Imperios de ultramar, la colonización de otros continentes y países por parte, principalmente, de los países europeos. El desarrollo de la navegación dio lugar a unos desplazamientos masivos de millones de personas que, al mismo tiempo que dieron origen a una verdadera despoblación en muchos países europeos, sirvieron para fundar y poblar muchos países nuevos, sobre todo en América, a través de un proceso que puede considerarse, al mismo tiempo, como una invasión y hasta genocidio, especialmente en los primeros tiempos, pero también como la fundación y desarrollo de un nuevo mundo con una mayor calidad de vida.

La ocupación progresiva de la América por parte de los españoles, franceses e ingleses, en este orden, se hizo más intensa en América del Norte con el descubrimiento de oro y plata en el Oeste del territorio en 1848, pero esta ocupación, sobre todo en el siglo XIX, tuvo caracteres muy distintos a la expansión colonial en Hispanoamérica durante la época colonial.

El desarrollo de la Revolución Industrial dio origen al mayor proceso migratorio de toda la historia que no ha terminado aún, sino que está tomando nuevas formas: el llamado éxodo rural, que involucró a miles de millones de campesinos en todo el mundo que fueron dando origen, a su vez, al crecimiento descontrolado y excesivo de ciudades enormes.

La Gran Emigración europea (1800-1950). Relacionado con el éxodo rural desde comienzos del siglo XIX y durante casi un siglo y medio, millones de europeos pobres emigraron principalmente hacia los países de América y Australia.

A partir de 1950 en adelante se ha venido desarrollando un proceso emigratorio de dimensiones incalculables en los países del Tercer Mundo, especialmente en los más poblados. También relacionado con el éxodo rural, que en el Tercer Mundo comenzó después que en Europa, millones de personas de los países no desarrollados iniciaron un proceso de migraciones hacia Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón y Australia, principalmente. Y la dimensión interna de esta gran emigración siempre ha sido mucho mayor que la internacional, lo que está avalado por el hecho notorio de que las grandes ciudades más pobladas del mundo actual han surgido, precisamente, en países del Tercer Mundo.

Las migraciones que trascienden fronteras, nunca ha llegado a tener tanta relevancia como a finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI, hasta el punto que han sido objeto de alta prioridad en las agendas de gobiernos y partidos políticos, así como de organismos internacionales, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación. En muchos países, el tema migratorio se ha politizado fuertemente, y se ha convertido en un factor de confrontación partidaria y electoral.

La extraordinaria relevancia y las profundas implicaciones que se atribuyen en nuestros días a las migraciones internacionales derivan de las características que presentan y del contexto histórico en el que se producen, al grado tal que nos permiten afirmar que existe una nueva era en la historia de las migraciones internacionales.

El actual orden migratorio internacional da lugar a importantes desequilibrios y conflictos:

.- Primero entre el volumen de migración que necesitarían los países menos desarrollados y el que están dispuestos a admitir los más desarrollados;

.- Segundo entre el número de migrantes que éstos últimos necesitan y el que efectivamente admite;

.- Tercero entre la migración que los países receptores desearían recibir y la que de hecho reciben.

Las situaciones sociales generadas por las migraciones son difíciles y muy complejas, especialmente en los momentos actuales. Hay que tener en cuenta que casi seis de cada diez migrantes residen en países calificados como de alto nivel.

La principal implicación social de las migraciones es su impacto sobre la etnicidad de las sociedades receptoras. Ello está conduciendo, en un corto espacio de tiempo, a su conversión en sociedades multilingües, multiculturales y pluriétnicas, una transformación histórica de profundidad sin precedentes.

Las implicaciones socioculturales serán distintas de acuerdo con el proceso migratorio que se produzca.

Así, en el caso de las emigraciones: El alivio de algunos problemas de sobrepoblación; una mayor homogeneidad cultural o política de los que se quedan que suelen estar de acuerdo con su situación socioeconómica o política; la disminución de la presión demográfica sobre los recursos; la inversión de las remesas de dinero que envían los emigrantes; la disminución del desempleo pues generalmente emigran los desempleados buscando mejores condiciones de vida; el aumento de la productividad al disminuir la población activa en el país de emigración; el aumento de la venta de productos en otros países, en especial, de los países receptores de los emigrantes. Pero también se producen una serie de implicaciones negativas, que van desde el envejecimiento de la población (por la salida de población joven en edad de tener hijos); un decaimiento del rendimiento escolar y de la escolaridad en general (por la disminución general de la matrícula); una disminución de los ingresos públicos (por la emigración de gente trabajadora), etc.

Con respecto a las inmigraciones también existen implicaciones positivas y negativas: Las positivas

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