Matematicas

¿Cómo influye la inteligencia emocional en las matemáticas?

Hemos escuchado sobre diferentes teorías del aprendizaje pero sin duda la que más llama la atención es la teoría de “inteligencia emocional”, esta fue planteada por Daniel Goleman quien estableció que la inteligencia es la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, motivarnos y manejar bien las emociones en nosotros mismos y en nuestras relaciones.

La inteligencia emocional esta dividida en dos áreas: Inteligencia Intra-personal basada en la capacidad de formar un modelo realista y preciso de uno mismo, teniendo acceso a los propios sentimientos y usarlos como guías en la conducta; y la Inteligencia Inter-personal en donde se tiene la capacidad de comprender a los demás, (qué los motiva, cómo operan, cómo relacionarse adecuadamente) reconocer y reaccionar ante el humor, el temperamento y las emociones de los otros.

Goleman plantea que la inteligencia emocional se puede organizar en torno a cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones.

¿Pero esta teoría ha influenciado positivamente en la enseñanza de las matemáticas? Al parecer no, ya que por años se ha enseñado en base a la inteligencia racional más que la emocional, el motivo de esto es sin duda poder medir cuanto se o cuanto manejo las matemáticas dejando de lado la motivación por aprender de manera significativa esta materia.

Las clases de matemáticas siempre han provocado en todos nosotros emociones más negativas que positivas las cuales se transmiten desde los padres a los hijos floreciendo así sentimientos de ira, frustración, miedo ,tristeza y por que no decirlo, odio a esa materia que a muchos nos hace sufrir.

Es evidente que si el aprendizaje de las matemáticas provoca una emoción negativa se producirá un bloqueo lo que hará imposible tener un progreso y esto afectara tanto al alumno como al profesor.

Debemos enseñar a nuestros alumnos ser capaces de manejar sus sentimientos, reconocerlos y motivarse a seguir aprendiendo y no frustrarse o negarse si en algún momento no han podido desarrollar alguna operación

Si la enseñanza de las matemáticas se basara en la teoría de la inteligencia emocional más que la racional de seguro reflejaría resultados positivos y así se podría conseguir lo planteado en las bases curriculares de matemáticas:”Se trata de una disciplina creativa, multifacética en sus aspectos cognitivos, afectivos y sociales, que es accesible a los niños desde la educación básica, que puede brindar momentos de entusiasmo al estudiante cuando enfrenta a un desafío, de alegría y sorpresa cuando descubre una solución a simple vista, o de triunfo cuando logra resolver una situación difícil”.

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