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Miranda y Amberes


Enviado por   •  2 de Octubre de 2014  •  Síntesis  •  524 Palabras (3 Páginas)  •  141 Visitas

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De vuelta en Bélgica, Miranda tiene una nueva actuación distinguida al culminar exitosamente el sitio de la ciudad portuaria de Amberes, el 29 de noviembre de 1792. Había tomado la responsabilidad del asedio tan sólo 4 días antes, remplazando en el mando del Ejército del Norte al general La Bourdonnaye, a quien Dumouriez no juzga lo suficientemente combativo [5]. Su conducción decidida de la acción y su conducta firme pero benévola hacia los civiles y para con el enemigo austríaco vencido le son muy reconocidas. Además de la ciudad y su puerto, los franceses capturan 102 cañones, 67 obuses, 1.300 fusiles y muchos otros pertrechos [6] a un costo en vidas de menos de 40 muertos entre ambos bandos.

Grabado Amberes

'Antverpia' (Amberes), imagen cortesía de Holger Christoph & Co. GmbH

Arriba, panorama aéreo de Amberes realizado en 1657 por Jan Jansson: muestra claramente el alcance de las fortificaciones de la ciudad y su ciudadela, en la parte superior izquierda de la imagen. La captura de Amberes con un costo en vidas relativamente bajo es un éxito personal que Miranda intenta hacer valer en 1795 cuando publica un escrito dando su opinión sobre la situación política francesa que lleva en la cubierta su retrato sobre un paisaje de la ciudad, a la derecha. Abajo, la inscripción que honra el nombre de Miranda en el Arco de Triunfo, en París, como oficial del ejército revolucionario francés.

Miranda y Amberes

Miranda en el Arco de Triunfo

Como responsable militar de la ciudad, Miranda se muestra severo pero justo en sus tratos con la alta burguesía local: es inflexible, por un lado, en hacer cumplir órdenes que, según la práctica militar de la época, obligan a ésta a otorgar el préstamo forzado de cantidades considerables de dinero para pagar y mantener las tropas francesas; por el otro, es puntilloso en evitar que sus soldados -hambrientos, harapientos y carentes de todo- realicen allí el pillaje que comandantes franceses permiten alegremente en otras ciudades conquistadas, con el consiguiente sufrimiento para la población.

Cuando los belgas son llamados a realizar elecciones para substituir las estructuras políticas heredadas de 80 años de ocupación austríaca, Miranda se destaca también al permitir la elección libre de autoridades locales que no son propiamente del perfil deseado por la Convención en París, donde se fragua la anexión pura y simple del territorio supuestamente liberado. Tanto él como Dumouriez reconocen la necesidad estratégica de conservar el apoyo de los belgas y rechazan los excesos de la Convención en este sentido.

Esta mano firme pero justa es quizás razón de los elogios que Miranda recibe a fines de 1792 de parte de monseñor Corneille-François

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