Misantropia

Introducción

Quizá pudiese empezar definiendo etimológicamente el termino misantropía, pero sería lo mismo que abusar de las ya gastadas teclas “Ctrl”, “c” y “v”, así que solo me limitaré (al menos en lo que a la introducción respecta), a describir lo que implica esta actitud, poco motivacional por cierto, pero que irónicamente fue una inspiración para la elección de este tema.

Se puede decir que la filantropía es el antónimo más acertado para el “termino” en cuestión, pero éste, solo se limita a los actos de caridad por amor al prójimo, sin esperar retribución alguna, mientras que en la misantropía, existen distintos grados, que van desde lo relativamente inofensivo, como critica social, hasta los actos “activistas” que literalmente detonan, cual escopeta en boca de algún músico grunge, pasando por el término medio de esta cruda antipatía antropológica, como bien pueden ser actos pasivo-ofensivos como pasar por alto las emociones que nuestros congéneres expresen, es decir, mostrarse indiferente a las preocupaciones y sentimientos que mortifican y que en efecto causan sufrimiento al afectado.

Existen personajes del plano real así como del ámbito ficticio, a los que se puede recurrir para generar un panorama más ilustrativo de cómo se comporta un “misántropo”, aunque estas alusiones quizá resulten un poco exageradas y fuera de lo concebible, tal es el caso de los protagonistas concebidos por Robert Louis Stevenson el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, en los que la misantropía y filantropía conviven en una especie de simbiosis recesivo-dominante.

A pesar de la negativa de este tipo de personas a las relaciones interpersonales, llegará algún punto en el que sienta empatía, aunque sea por solo una persona, misma que no escapara a la misma actitud indiferente y siniestra, pero quizá la misma pueda descubrir que posiblemente la sociedad o algún miembro de ella lo trato de una manera tal, que influyo en la manera de percibir al mundo (social), así que opto por convertirse en una especie de bolsa zip-loc hermética a cualquier vínculo que lo ligase a una relación amistosa, que representaría una fuente de vulnerabilidad si se le permitiese conocer la verdadera cara detrás de esa sonrisa sardónica.

Eclosión

Su nombre es la contracción de dos vocablos griegos, miso y anthropos, y el saber su significado conlleva a la consigna de tildar al portador; de “irregular”, pues no es fácilmente digerible la idea del desagrado generalizado, de algo con lo que diariamente se tiene que convivir e incluso compartir(a excepción de los ermitaños) hablo del entorno social; pero identificarlos, al ser personas relativamente alejadas de la tumultuosa congregación, no es sencillo, ya que normalmente se está más ocupado por el trato agradable, y de no recibirlo, alguien común solo personalizaría sí se le tratase de manera indiferente o de alguna manera insultante, pero los “irregulares” emplean un método de indiferencia e insulto a un nivel relativamente imperceptible, ya que su lenguaje nativo es el sarcasmo, aunque también se podría decir que de algún modo son poliglotas, ya que también los silogismos y analogías son parte de su haber lingüístico; esta solo es una de las cortinas de humo que ambientan el escenario que conmociona y deja una sensación de impotencia cuando se descubre que la escenografía y los hilos de su actuación, no era más que una sátira del comportamiento humano.

El director teatral de la parodia en donde un “irregular” actúa, es inflexible ante cualquier muestra de una mala modulación empática, le exige un apego total al libreto de aversión al que nadie le obligo a interpretar, pero que eligió pues encontró en él la verdadera vocación, es por eso que muestra tanta dedicación a su papel; al punto de ser equiparable con el fervor que un fanático religioso siente cuando está frente al santo de su devoción; ya entrado el tema, un “irregular” es un fiel feligrés cuando se trata de poner en tela de juicio las creencias de cuanto cristiano se ponga en su camino (literalmente), ya que la “manda” con la que se comprometió, fue la de poner en la balanza, el sentido lógico contra la esperanza, que alguien ajeno a él pudiese tener.

Opte por designar irregular, a quien lleva el estandarte del comportamiento en cuestión, ya que peculiarmente el seguimiento de las reglas, no son muy del agrado de un sublevado pues seguir el rebaño de los peregrinos regulados por el sagrado pastor de la tierra burocrática, ya que considera que las reglas más que regular el entorno social, solo lo estandarizan, haciendo más controlables las endebles mentes de los corderos que serán destinados al matadero de la permisión de ser regulados por autoridades omnipotentes y deidades nepotistas, que extrañamente nunca verán.

Exponentes

Bien puede considerarse a la misantropía como una corriente artística, pero tomando en cuenta que el arte trata de la nobleza de las habilidades humanas (llámese pintura, filosofía o demás actividades relacionadas con el medio) es decir trata al ser humano como una fuente creadora incapaz de sucumbir a sus más profundos instintos animales e incapaz de comportarse de manera distinta a la civilizada, en ese punto es donde la misantropía entra como la antítesis de toda la gracia de la cual el ser humano hace gala, ya que pone entre dicho todo acto de bondad y lo califica como una oportunidad para asegurarse la vía del agrado de algún congénere al cual pedir un favor, es decir manipulación en su más pura expresión.

A lo largo de la historia se han

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