Misantropía

La misantropía (del griego μίσος: «odio», y άνθρωπος: «hombre, ser humano») es una actitud social y psicológica caracterizada por aversión general hacia el género humano. Su antónimo es la filantropía: amor al ente humano.

No implica desagrado por personas concretas, sino animadversión acerca de los rasgos compartidos por toda la humanidad. Un misántropo es, por tanto, una persona que muestra antipatía hacia el «hombre» como entidad humana. Puede ser ligera o marcada, así como de características muy diferentes: desde lo inofensivo, la crítica social, hasta la destrucción o la autodestrucción.

La misantropía en la cultura popular

La misantropía también ha aparecido en espectáculos de entretenimiento popular.

El comediante de monólogos estadounidense Bill Hicks mostró rasgos de misantropía en su trabajo. Califica a la raza humana de "Un virus con putos zapatos". En múltiples ocasiones se refiere a sí mismo como «misántropo humanista».

En dichos y en hechos el protagonista Johnny C., del cómic Johnny, el homicida maniaco, exhibe fuerte misantropía.

El Coronel George Taylor (Charlton Heston), en El planeta de los simios (película de 1968).

Conocidos misántropos son también:

Daria, serie animada de MTV.

Mister Hyde, el antagonista del doctor Jeckyll.

Bender, de Futurama.

Violet Song Jat Shariff, del film Ultravioleta.

Holden Caulfield, de El guardián entre el centeno.

El Agente Smith, de la trilogía cinematográfica The Matrix.

El personaje de la película Sweeney Todd afirmaba: "We all deserve to die (...), even I" ("Todos merecemos morir, incluso yo"). Luego de perder a su familia, su único propósito era aniquilar a la raza humana.

Dimmu Borgir, conocida banda noruega de black metal, a su quinto álbum de estudio lo tituló "Puritanical euphoric misanthropia".

La misantropía es común en personajes ficticios no humanos. Esto suele deberse tanto a la repulsión que causan las diferencias, casi siempre ideológicas, entre la humanidad y su propia cultura o simplemente por prejuicios especistas. En ocasiones esto se debe a la relación entre la humanidad y su especie. Ejemplos: Magneto, de X-men, odia a la humanidad por la discriminación que ésta ejerce sobre los mutantes, por considerarlos inferiores. Bender, que es un robot, odia a los humanos porque a su «gente», androides, la tratan como sirvientes.

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