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amelia31 de Diciembre de 2013
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Ensayo filosófico sobre educación superior y humanismo
Córdova López, Edgardo*
* Doctor en ciencias de la Ingeniería Industrial y Académico e investigador del Instituto Tecnológico de Puebla y de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, fundador de la AMETRIZ y especialista en Innovación sistemática en tecnología y en educación. México. E-mail: ecordoval@yahoo.com
Resumen
La educación superior, como premisa esencial para el desarrollo cultural, social y científico de un país, puede ser determinante para lograr el objetivo de algún día vivir en una sociedad justa y libre, los grandes pedagogos y filósofos se recuerdan como ingenuos idealistas que no vale la pena atender y pocos reflexionan en la posibilidad de que éstos hayan realmente ofrecido las claves para el crecimiento de nuestra sociedad. Lo que está en juego no es sólo el bienestar individual y colectivo, sino el porvenir de la civilización y la perennidad de la raza humana, ya que una persona consciente puede alcanzar grandes logros e impactar en el bienestar de los demás gracias a un humanismo verdadero. Mientras que una persona mediocre puede detener su desarrollo y el de la sociedad si no encausa bien sus esfuerzos, por eso la educación debe considerarse una acción estratégica para emprender cualquier objetivo elevado y digno de alcanzar, sea a través del currículo de carácter ético-espiritual o de un proceso de innovación sistemática en el currículo que actualmente se tiene.
Palabras clave: Currículo, Educación superior, innovación sistemática, sociedad, humanismo.
Philosophical Essay on Higher Education and Humanism
Abstract
Higher education, as an essential premise for the cultural, social and scientific development of a country, can be a determining factor for achieving the goal of one day living in a just and free society. The great pedagogues and philosophers are remembered as ingenuous idealists who are not worth listening to and few people think about the possibility that they have really offered keys for the growth of our society. What is at stake is not only individual and collective well-being, but the future of the civilization and the continuity of the human race, since a conscious person can reach great achievements and impact the well-being of the others thanks to a true humanism, whereas a mediocre person can detain his own development and that of society if he does not channel his efforts well. That is why education must be considered as a strategic action for undertaking any elevated goal that is worthy of being reached, whether through an ethical-spiritual curriculum or through a process of systematic innovation in the current curriculum.
Key word: Curriculum, higher education, systematic innovation, society, humanism.
Recibido: 07-10-22 Aceptado: 09-02-04
Introducción
El currículum en la educación superior es hoy uno de los retos más delicados para filósofos y educadores y representa una de las problemáticas sociales más inadvertidas Al parecer las asignaturas tradicionales no responden a las verdaderas necesidades humanas. No hemos logrado aún vivir en armonía con nuestros semejantes y no hemos conseguido la felicidad. Los crímenes siguen acaparando los encabezados de los periódicos y la enfermedad sigue siendo un problema humano grave y al parecer creciente pues los hospitales cada vez son más grandes e insuficientes.
Los intereses se han encausado al desarrollo de la economía y a la globalización y se ha logrado ya trascender los niveles tradicionales de producción y excelencia industrial, pero no se han visto resultados en el individuo o en la familia, nuestra sociedad ha entrado en una confusión de intereses: Por un lado está la faceta señalada por los intereses de los grandes consorcios, suficientemente conocidos y criticados, que mueven el capital así como los Gobiernos encubridores de la mayoría de las naciones del mundo.
Por el otro, está el crecimiento individual que a nadie parece interesarle, no hay hasta ahora una conciliación entre estos dos conceptos tan abstractos como reales: economía y valores, la educación parece ser la única alternativa para mediar entre estos dos polos que parecen inconciliables. El problema de fondo parece ser que no existe una política educativa clara, coherente y por supuesto, implementable. ¿Hasta cuándo debemos esperar para empezar a construir una nueva sociedad, un nuevo ser humano que viva la excelencia y no sólo la genere a cambio de ilusiones? ¿Cómo debemos proceder para alcanzar la armonía y la felicidad sin sacrificar las comodidades que nos ofrece el desarrollo tecnológico? Éstas y otras preguntas permanecen como un reto para los científicos sociales y sin embargo, la labor de éstos es irrelevante en comparación con quienes producen desarrollo financiero y estrategias para fortalecer la hegemonía tecnológica y política.
1. Educación y producción
Se tiene la convicción, casi generalizada, de que la Educación formal (principalmente en el nivel superior) está plenamente justificada cuando se orienta al mejoramiento, tanto en cantidad como en calidad, del sistema productivo de un país; a pesar de que la Universidad y la Industria son universos muy diferentes en cuanto a objetivos, lenguaje, valores, organización y percepción del tiempo (Solana, 1980:6). Es por ello que se ha asociado el crecimiento de México, Colombia y Chile en Latinoamérica y, en general, de cualquier país desarrollado, con una estrecha vinculación entre la Universidad y la Industria. En los países altamente desarrollados, esta vinculación es ya muy natural; el desarrollo de una implica el desarrollo de la otra, son experiencias complementarias: estudio científico y tecnológico significan desarrollo, que no es otra cosa que poderío económico y que, hoy por hoy, sigue siendo el principal parámetro para clasificar a las naciones (Córdova, 1997).
México, país líder, al menos en un contexto latinoamericano; se ha caracterizado por su humanismo, acaso legado valioso de nuestros ancestros. Por ello, tal vez, ese rechazo natural al estudio mecanizado y enfocado a la producción industrial. Hace mucho que se induce al hombre moderno a tener una visión economicista de la historia y del futuro. Este sometimiento de lo humano a lo económico empieza a provocar en el ámbito mundial resultados catastróficos (Solana, 1980: 8). Es necesario -a pesar del mundo globalizado que demanda una respuesta directa e innovadora en relación con la ciencia y la tecnología-, volver a los objetivos originales: aquellos que hicieron que la escuela, como institución rectora de la sociedad, llegara a existir, aquellos que enseñaron Aristóteles, Rousseau, Dewey y Kant entre tantos otros; al menos socializarlos, colocar al ser humano como elemento prioritario, por encima de las máquinas.
Nuestra producción ha crecido en los últimos años, pero este crecimiento no ha permitido aún cambios significativos para el bienestar humano y la justicia social; persiste la pobreza, la carencia de alimentos y de vivienda; sin embargo, se ha incrementado la delincuencia y la paz social se ve, más que nunca, seriamente amenazada. No podemos seguir midiendo el mejoramiento de una sociedad sólo por el número de productos y de servicios que se ofrecen para su consumo (Córdova, 1997).
Si entendemos el desarrollo como la capacidad de las personas para elevar, individual y colectivamente, la calidad de su vida, la educación cobra la prioridad que le corresponde entre las acciones que realiza el Estado moderno.
Si continuamos creyendo que los objetivos del sistema industrial se ajustan a la vida, entonces nuestras vidas completas estarán al servicio de tales objetivos. Tendremos o se nos permitirá tener, cuando convenga a esos objetivos. Todo lo demás estará fuera de lugar (...). Si, por el contrario, el sistema industrial es sólo una parte de la vida, existe mucho menos lugar para la preocupación. Los fines estéticos tendrán preferencia; quienes lo sirvan no estarán sujetos a los fines del sistema industrial; sino que éste estará subordinado a los objetivos elevados del hombre y sin duda, habrá más oportunidad de descubrir el humanismo del que hablamos (Kenneth, 1981: 113).
Se trata de cumplir prioritariamente con los objetivos humanos, sin descuidar aquellos que nos permitirán vivir dignamente como nación. De hecho, sería muy razonable pensar que cuanto mejor sea nuestro nivel de vida en el sentido estrictamente humano, mejor podremos enfocar las actividades destinadas a producir, ya sea incrementando bienes o mejorando servicios. Ciertamente, al priorizar la formación humanista se promueve la formación de un mejor profesional, porque se atienden los aspectos más importantes (...) del quehacer de cualquier profesión: habilidades básicas y valores (Rugarcía, 1994: 46).
Son lamentables los cambios que se han producido y se siguen produciendo en la Educación, estos cambios han supuesto un incremento en los conocimientos científicos y una disminución de los contenidos que se clasifican como humanistas; basta revisar los planes de estudios de hace algunas décadas y compararlos con los actuales, sobre todo a partir del nivel medio superior y superior. Sin embargo, no podemos estar seguros de que estos cambios en los planes de estudio hayan sido las causas de la aparente decadencia social en que parecemos vivir; pero de lo que sí podemos estar seguros es que la formación humanista y la cultura clásica
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