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Morfemas


Enviado por   •  18 de Mayo de 2022  •  Ensayos  •  3.577 Palabras (15 Páginas)  •  101 Visitas

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UNIVERSIDAD DEL VALLE

FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA DE ESTUDIOS LITERARIOS

Asignatura: Teorías del lenguaje y la literatura 1

Profesor: James Cortés Tique

Tema: partes del significante lingüístico: los morfemas

Subtema: taller de creación literaria.

CUARTA CLASE EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

Concurso interno de poesía: DEFORMEMAS  

Presentación.

En el ejercicio de análisis morfológico que hicimos del poema de Oliverio Girondo "Mi lumia" (La masmédula, 1954) encontramos palabras que no tienen significado en la lengua; dicho de manera más simple: palabras que no tienen significante/significado en el diccionario de la RAE ni en diccionarios sociolectales. El diccionario, recordemos, se puede concebir como una especie gran inventario de las palabras cuyo significado se fue estabilizando gracias al uso de la comunidad de hablantes. Decíamos que esas palabras de “Mi lumia” no existen en la lengua; sin embargo, nos dimos cuenta de que significantes como Enlucielabisma y descentratelura y venusafrodea  y me nirvana el suyo (…)” no están vacíos; al contrario, significan algo impreciso, algo inestable, pero algo que es lábil y evanescente pues el significado depende, en gran parte, de la capacidad del lector para desencriptarlo. En efecto, los significados no se entregan fácilmente sino que exigen al lector un esfuerzo (recordemos que los significados no viajan; se inteligen) y sólo entonces van apareciendo según las operaciones de segmentación, distribución, categorización que haga el lector del significante poético al identificar o postular hipotéticamente unidades llamadas morfemas-léxicos (o lexemas) y morfemas gramaticales (gramemas), morfemas libres y morfemas independientes y, mis favoritos, los morfemas trabados, que son los más risibles.

  1. La cocina del alquimista.

Mediante el ejercicio de análisis morfológico de Mi lumia he querido llevarlos a mirar esos elementos mínimos sin significado (los fonemas), que se unen entre sí para formar las unidades mínimas de significado (los morfemas), que se unen entre sí para formar palabras. Como en una clase de química hemos pasado de los átomos a las moléculas.  El ejercicio ha sido descriptivo. Ahora pasemos a la cocina de la escritura poética para hacer ejercicios de composición de nuevas palabras. Bienvenidos a la alquimia de las malabras. 

La aventura de la creación de palabras la haremos siguiendo los pasos de escritores de talla mayor, aludo a James Joyce, Julio Cortázar, Lewis Caroll, el H.P. Lovecraft…, y de ejemplos recientes podemos incluir el idioma Dothraki[1] de la serie Games of thrones, idioma artificial del que cito en la nota de pie de página un link[2] que remite a un diálogo de la serie.  

He aquí algunos ejemplos literarios:

  1. Uno de los ejemplos más conocidos de los lenguajes artificiales en literatura es el que crea Lewis Carroll en su poema Jabberwoky, cuyas primeras estrofas son:

Twas brillig, and the slithy toves/Did gyre and gimble in the wabe;/All mimsy were the borogoves,/And the mome raths outgrabe./’Beware the Jabberwock, my son!/The jaws that bite, the claws that catch!/Beware the Jubjub bird, and shun/The frumious Bandersnatch!

Texto que en la traducción de Jaime de Ojeda[3] (1973) es:

Brillaba, brumeando negro, el sol;/agiliscosos giroscaban los limazones/banerrando por las váparas lejanas;/mimosos se fruncían los borogobios/mientras el momio rantas murgiflaba./¡Cuidate del Galimatazo, hijo mío!/¡Guárdate de los dientes que trituran/Y de las zarpas que desgarran!/¡Cuidate del pájaro Jubo-Jubo y/que no te agarre el frumioso Magnapresa!

  1. Está también el clásico Fineggans Wake  de James Joyce :

riverrun, past Eve and Adam’s, from swerve of shore to bend of bay, brings us by a commodius vicus of recirculation back to Howth Castle and Environs.

Sir Tristram, violer d’amores, fr’over the short sea, had passencore rearrived from North Armorica on this side the scraggy isthmus of Europe Minor to wielderfight his penisolate war

Texto  del que el mexicano Salvador Elizondo tradujo las primeras páginas. He aquí la traducción del fragmento arriba citado:

riocorrido más allá de la Eva y Adán; de desvío de costa a encombadura de bahía, trayéndonos por un cómodio vícolo de recirculación otra vuelta a Howth Castillo y Enderredores.

Sir Tristram, violer d’amores, habiendo cruzado el corto mar, había pasancorrevuelto de Nortearmórica, de este lado del estrecho istmo de Europa Menor para martibatallar en su guerra peneisolar.”

  1. Un texto sí radicalmente intraductible es el de la lengua Ponape, hablada en la tierra de R’lyeh, donde H.P. Lovecraft ubica a Cthulu. Ahí aparece esta “frase”:

“Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn”. 

Sabemos lo que dice porque nos lo explica el mismo narrador: “En su morada de R’lyeh, el muerto Cthulhu espera soñando”. Si no fuera así, no sabríamos nada pues -al parecer- el texto no encripta nigúna norma morfolingüística de  idioma conocido.

  1. Ejemplos del glíglico

El glíglico. Es una “lengua” artificial entre los amantes Oliveira y la Maga, personajes de la novela de Julio Cortázar Rayuela (1963). He aquí el célebre capítulo 68

 

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

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