Nadie Me Vera Llorar

Ella es una loca venida de la tierra de la vainilla, él es un fotógrafo con un apellido aristocrático consumido por la herrumbre. Ambos personajes se encuentran y se reconocen disminuidos, agotados, como si las luces del naciente siglo, en lugar de alumbrar, los cegaran. Su encuentro es el eslabón de una espera que han ido tejiendo desde antes, sin tocarse incluso, sin tener forma de saber. Su historia comienza ajena a ellos, mientras la autora la va develando con mucha gracia.

Rivera Garza realizó un trabajo sobresaliente con sus letras para dar vida a un país que no conocimos. Sobra decir que los lugares donde se desarrolla la novela están pintados con una fidelidad que no por eso deja de ser casi poética. El Centro Histórico, Papantla, Real de Catorce, Santa María la Ribera y por supuesto La Castañeda se dibujan en nuestra mente, quizá bajo una luz muy favorecedora, pero infinitamente hermosa. La historia del país, aunque inevitable, no roba la atención (lo que es una sorpresa en la literatura mexicana). Cada página trae una nueva nostalgia del México asombroso que perdimos en algún momento.

Burgos y Buitrago, aunque protagonistas, son solo parte de una serie de personajes bien desarrollados y documentados. Tras la escritura casi onírica de la autora, Nadie me verá llorar se articula con gran coherencia y fluidez, como si cada suceso estuviera agazapado, esperando su momento para dar sentido a los demás. Las emociones que provoca también van cayendo, una sobre la otra, acumulándose en el lector dispuesto a sumergirse en la intensidad de la historia. Hay desencanto, hay anhelo, hay rabia, hay abismos de los que no se pueden cruzar. El espectro emocional es amplio y provoca que uno quiera seguir leyendo, pero sin deseos de terminar.

Es difícil hablar de la novela sin deshacerse en elogios, especialmente porque se trata de un trabajo impecable que además se da el lujo de ser bello. La fuerza del libro puede resumirse en que, al terminarlo, ya no importará si alguien nos ve o no llorar. Igual lo haremos.

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