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Poema Que me busques y me echas de menos, dejó de importar cuando me marché.


Enviado por   •  10 de Febrero de 2018  •  Ensayos  •  760 Palabras (4 Páginas)  •  104 Visitas

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Que me busques y me echas de menos, dejó de importar cuando me marché.

Antes de cruzar esa puerta, deja atrás una historia de entrega no correspondida. Una compañía nunca apreciada. Un juego de máscaras sin fin que dejo de ser divertido, cuando tenía que mostrarme feliz mientras coleccionaba pedacitos rotos por dentro, pedacitos que se iban desprendiendo del yeso de tu mascara. Esa mascara que intentaba retirar sin destrozar, porque creía que detrás de tu ego, había alguien herido. Cada vez que lo intentaba yo me ensuciaba más. Me llenaba de quimeras por promesas que se hacían sin que tuvieras en cuenta, que para mí si tenían importancia.

Sé que te echo de menos, lo sé. Pero yo me fui porque sentía que estaba siempre estaba de más. Era el actor secundario de una historia de falso amor libre que solo escondía comodidad, y exigencias por tu parte. Un juego en el que siempre perdía por que jamás obtuve cartas en el asunto, ese asunto en el que consideraba que era el nuestro.

Cerré la puerta para no hacerte daño, cerré esa puerta porque a veces hay que plantarse, y dejar de seguir siendo un 3 en una obra en la que nunca fui parte del argumento. Si, cerré esa puerta para no ser más que eso.

Hay ilusiones y esperanzas escondidas tras dar un portazo. Se esconde el deseo implícito de que la otra persona abra los ojos, y eche de menos lo que un día hecho de más, y cuando eso sucede, estamos saboteando nuestra autoestima y nuestro amor propio. Doy el ciento por ciento de mi ser, y aun así estoy dispuesto a pagar por mí mismo los intereses, a plazo fijo de las dudas e indecisiones de la otra parte.

No sentimos victorioso cuando alguien reconoce, tras una ruptura, que nos necesita. Pero me he dado cuenta de que la victoria personal, no sé basa en ningún reconocimiento o arrepentimiento. La gran victoria es cerrar puertas para siempre cuando se dio todo, y no sé recibió nada. El mayor triunfo es no reanudar una historia en la que las oportunidades para cambiar fueron infinitas, y nuestra energia residía en esperar solo el cambio de la otra parte. Cerrar una puerta para siempre no es de ser fríos, se trata de ser cálidos con nosotros mismos, pues ponemos nuestra tranquilidad emocional al otro implicado, como si nuestro criterio propio no fuese suficiente para acreditar y darnos cuenta de que nos hemos consumido por dentro. Y un lo siento tardío no cambia nada. Un té echo de menos, sin ofrecer ningún tipo de cambios, nos expone a exceder de nuevo a la ruleta rusa, de una relación llena de lagunas.

El amor nunca significa perder la dignidad, el amor no nos hace dignos, si no que nos aporta serenidad y pasión para vivir con una ilusión indescriptible. Un motor de plumas escondida, en pequeños gestos, y rutinas que nos salvan del ritmo frenético diario. Un colchón en el que deseamos una intimidad única, en contacto con nuestra piel, explotando nuestros sentidos y despertando nuestra conexión al mundo.

El amor no es esperar huecos de tiempo para suplir angustias. Recibir llamadas protocolarias que nos hagan entender que seguimos existiendo. El amor, entendido como una pareja abierta a diversos parámetros consensuados por ambas partes. Es una relación y unión de fuerzas en las que ninguno de las que forman parte de ellas, deben sentirse como un comodín de cambio, alguien que espera una respuesta certera que no llega ante mil planteamientos ambiguos.

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