Presaberes

Presaberes

En este curso de Antropología es importante que siempre haga el ejercicio de articular las vivencias cotidianas, con las reflexiones que se proponen en la disciplina. Esto le permite a las personas tener una mayor comprensión y capacidad para resolver problemáticas cotidianas que tengan que ver con los seres humanos. Para que se hagan una idea del quehacer de los antropólogos, les sugiero que lean este cuento de Jorge Luis Borges: El etnógrafo.

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ESCRITO ARGUMENTATIVO

LA REVOLUCIÓN VERDE

La Revolución Verde se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo XX e implicó grandes cambios en la agricultura en todo el mundo puesto que se empezó a trabajar en la generación de variedades de semillas de alto rendimiento (principalmente de cultivos de cereales como arroz, maíz y trigo), pero altamente dependientes de productos agroquímicos (primero fertilizantes, plaguicidas, fungicidas y más adelante herbicidas) y de maquinaria agrícola. A partir de allí la producción agrícola se enfocó a producir a gran escala mediante la realización de monocultivos, el uso masivo de insumos químicos, manipulación genética y altos niveles de mecanización. Al principio éste modelo se presentaba como la panacea para la agricultura vislumbrando excelentes rendimientos en las cosechas pero con el transcurrir del tiempo se dejaron ver las consecuencias que acarreó ésta revolución verde, como fue los graves impactos ambientales y sociales. El impacto ambiental que se dio fue el siguiente: El uso únicamente de “semillas mejoradas” y los grandes monocultivos redujeron la biodiversidad que incluía los depredadores naturales de las plagas lo cual provocó que las plantas se hicieran bastante vulnerables al ataque de las plagas y enfermedades y por consiguiente se hizo necesario el uso cada vez en mayores cantidades de insecticidas y fungicidas para poder sostener los cultivos. El uso excesivo de agroquímicos causó erosión y salinización de los suelos, compactación del suelo por uso de maquinaria pesada y contaminación del agua. El impacto social implicó el destierro de los pequeños productores, puesto que sus tierras fueron ocupadas por monocultivos en manos de grandes productores y empresas quienes si tenían los recursos económicos para solventar los gastos de los insumos que demandaban la agricultura mediante el modelo impuesto por la revolución verde que volvió al productor agrícola más dependiente de los proveedores, ya que las semillas cosechadas (híbridas o transgénicas) no pueden ser usadas para una nueva siembra, además de que deben ser usadas conjuntamente con un paquete importante de plaguicidas y fertilizantes, así como de costosa maquinaria agrícola. Por lo tanto ésta revolución excluyó a los pequeños campesinos quedando las tierras en poder de unos pocos. Además incentivó la producción de los cultivos de exportación por lo que cada vez se destinan menos tierras a aquellos cultivos locales y tradicionales, con menor interés de exportación.

Asimismo para el acceso a los insecticidas, fungicidas y herbicidas nuestro país como muchos de los países latinoamericanos son totalmente dependientes de la importación, igual sucede con los fertilizantes debido a que carecen de yacimientos minerales y /o no cuentan con fábricas para su procesamiento. Por ejemplo según la RAPAL-Uruguay (2010), en el mundo, una parte sustancial del mercado de fertilizantes está en manos de seis empresas: Yara (Noruega), con ingresos anuales por US$7.300 millones; Mosaic (EE.UU.) con ingresos por US$ 5.500 millones; Potash (Canadá) con US$ 3.800 millones; K + S (Alemania) con ingresos por US$ 3.500 millones; Agrium (Canadá) con US$ 3.300 millones de facturación; ICI (Israel) con un ingreso de US$ 3.000 millones. Como resultado de la dependencia de

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