Prospectiva

Hasta este momento, hemos reconocido los períodos de surgimiento y desarrollo de la Prospectiva hasta consolidar su relevancia en la actualidad para lograr la reconstrucción del entorno y, a partir de un nuevo ánimo de posibilidades y resultados, lograr la certeza del ahora y la confianza en su actuar. Sin embargo, ¿cómo impacta la visión prospectiva de manera inmediata en nuestro plano personal?

Si habremos de asumir una actitud protagónica en la construcción de nuestro futuro, y nuestro discurso se torne afín a las revisiones histórico-sociales de la realidad ¿por qué no habremos de revisar también nuestra historia como actores fundamentales en esta construcción? Alguna vez se ha preguntado ¿de qué forma, con cada uno de nuestros actos, alteramos el curso de los acontecimientos? Seguramente, en la respuesta encontraremos también el camino a seguir bajo un enfoque prospectivo.

La visión prospectiva no es una herramienta que busque un tiempo y un disparador determinado –no como se le ha criticado en el contexto del pensamiento del hombre en la antigüedad, basado en la interpretación y la especulación-, antes bien, el factor tiempo es uno de los principios nodales de esta propuesta para anticipar el futuro.

Un profesionista inserto en un contexto laboral determinado, atiende con eficiencia los reclamos de su entorno; pero sería interesante revisar ¿cómo es que atiende “lo inmediato”?, ¿cómo resuelve a corto plazo? y ¿cómo sería su desempeño al fundamentar su hacer a partir del reconocimiento de la importancia de cada uno de sus actos en el mañana?

Esta lectura de su contexto, de su pasado –referido a los actos predecesores de su quehacer personal y profesional-, le permite ubicarse también en un plano de reflexión y visualización del escenario en el que habrá de desenvolverse en un tiempo futuro

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