Restauración De La Familia Como Patrimonio De La Humanidad
mmplacencia27 de Agosto de 2013
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“Restauración de la familia como patrimonio de la humanidad”
La restauración de la familia como centro de comunión,aprendizaje y trasmisora de valores se presenta en la actualidad como un reto para el Instituto Latinoamericano de la Familia (ILFAM), que surge como una iniciativa interinstitucional.
A través del instituto se pretende vincular las iniciativas de carácter formativo que surgen de las diversas preocupaciones por atender a las familias; acompañando a los padres en su ardua y delicada tarea de educar a los hijos. Para ello brinda espacios de reflexión, formación, investigación y asesoría; ofrece apoyo a las personas que sientan el deseo de trabajar en la formación familiar desde una perspectiva que contemple la grandeza de la persona como hijo de Dios.
Su objetivo central es crear un espacio de apoyo y reflexión institucional que responda a las necesidades prioritarias de la familia latinoamericana, desde una perspectiva integral, de tal manera que el núcleo familiar se sienta fortalecido en los valores propios que desarrolla su dignidad humana, desde el humanismo de Cristo.
Cuando se inicia el rol de ser padres empieza con ello el inicio de dudas y preguntas acerca del: ¿cómo educar a los hijos?, ¿hasta qué punto llegar con la autoridad? , ¿Amigo o educador?, y viene la tentación de dejarse llevar por el aprendizaje que se encuentran en el camino; estas dudas y temores que impiden que busquemos una preparación adecuada para educar a nuestros hijos, es lo que nos conduce muchas veces a fatales errores en la educación, incluso a daños que pueden ser casi irreparables; cuando en un espacio físico llamado hogar donde son huéspedes o conocidos sus habitantes que llenos sólo de reglamentos crecen muchos niños y jóvenes, sintiendo que la casa no es hogar de formación, sino punto de liberación, donde cada cual hace lo que mejor le parezca bajo la justificación que los padres deben ser “amigos de sus hijos”; y no es que esté mal ser amigos de nuestros hijos, pero no podemos ser amigos y dejar de ser padres, pues ellos, necesitan fundamentalmente un padre que los eduque, porque amigos ya los encontrarán (David Isaacs, 2006).
Todas estas vicisitudes que proliferan cada día más en nuestro entorno y por ende en la sociedad nos invitan a pararnos en nuestro activismo o cotidiano vivir para dar la importancia debida en la preparación que cada uno debemos tener en la educación de los hijos a través de formarnos nosotros primero en valores y en pautas que nos orienten como formar a nuestros hijos, aún sabiendo que nada está escrito y que no existen manuales que adivinen nuestra realidad, pero que si se pueden asemejar a ella, por lo tanto, es imprescindible afrontar el reto de educar dentro de esta realidad actual y dedicar suficiente tiempo a reflexionar sobre la mismas y sus implicaciones aceleradas que hoy estamos viviendo.
En algunas frases, como “que nadie nace sabiendo cómo ser padres o que no existe una escuela para padres” es la disculpa que nos encontramos en los pasillos, sin recordar que podemos apoyarnos en la experiencia ganada de nuestros padres, de los amigos, en pautas escritas en libros y folletos que muestran un horizonte, que trasmitiremos a los hijos y que les sirva de guía en su crecimiento personal hasta que cada uno tengan las suficientes herramientas para tener la visión de lo que quiere alcanzar. Es una lucha diaria contra nuestro propio egoísmo para poder donarnos en una entrega sin medida por dar lo mejor de nosotros a nuestros hijos, sólo esto nos dará la fuerza para continuar , no hay otro sentir más motivador para hacer aflorar la creatividad y el deseo de ser mejores padres cada día.
Es necesario y de vital importancia el predicar con el ejemplo, puesto que sólo lo trasmitido con nuestra vida es la mejor lección que
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