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Sermon De La Montana


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2013  •  714 Palabras (3 Páginas)  •  326 Visitas

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El Sermón del monte o mejor conocido como el Sermón de la montaña están conjunto con el Evangelio según San Mateo, impartido por Jesús de Nazaret a una gran multitud y a sus discípulos. Comenzamos con las bienaventuranzas adentrándonos a un mar de ideas contemporáneas donde la ley del más grande y único Dios de todos los tiempos nos habla. La rectitud de los corazones y la bondad de su palabra nos conmueven a seguir sus mandamientos. Pensamos que es el camino al cual Dios nos quiere llevar, un camino en donde le sigamos, conozcamos, entendamos sus propósitos y Él mismo nos llevara a la perfección divina. Tras ser una manera de enseñanza, las bienaventuranzas poseen la mejor manera de llevar nuestra vida diaria, todo depende de nuestras decisiones. Dios es magnífico, su ley es perfecta y sus recompensas son invaluables. Entendemos que es una forma de Dios tomar el control y hacer que sus seguidores le escucharan y con una paz infinita llegara su palabra a nuestros corazones.

Aún su misericordia es tan infinita que tiene paciencia para cada uno de nosotros, que no apresura los momentos y aun en los últimos instantes de la vida el que no cree, sobre Él caerá esa gota de amor y de conversión. Si se le ama y se le cree con verdadero fervor, Jesús nos recuerda en el sermón de la montaña que por medio del amor hacia el prójimo, la honestidad, la paz, entre otras cosas, podríamos aceptar la oportunidad para crear una mejor convivencia en sociedad. Creemos que si el escogió estas leyes es porque es lo mejor, cada versículo nos muestra cuán grande es su gloria y cuanto nos ama porque bien dice que padre que ama a su hijo lo castiga. No debemos preocuparnos por la maldad alrededor pues si estas con Dios y sigues su camino veras la luz al final del túnel y encontraras que Dios te ha recompensado.

Dios nos dice que nosotros somos los encomendados a esta bella tierra, que tenemos la oportunidad de florecer y dejar nuestra huella y legados en su gran nombre. En otras palabras, empezar lo que se empezó y jamás terminar. Somos su gran propósito divino, la fe que vence barreras entre lo bueno y lo malo. Él no vino a imponernos nada, sino para hacer cumplir sus mandamientos. La ira no sería parte del negocio, eso nos deja a menospreciarnos nosotros mismos como personas del bien y no del odio o el rencor. Él nos habla que debemos respetar a la mujer, ya que ellas son parte del pedestal ante los ojos de Dios y no engañarla o maltratarla. A veces, aunque uno no quiera, tenemos que hacer sacrificios para ganarnos las recompensas divinas, ya que en todo hay dificultades y/o problemas.

Cuando uno está con Dios, uno aprende ser una persona digna y leal ante todo. Aprendemos, incluso, a compartir, ser humildes, creer sin conocer, entender sin juzgar y a obedecer sin protestar. Todo bien que se coseche en sus benditas manos, se obtendrá una vida eterna con amor, bondad,

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