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Tenis


Enviado por   •  12 de Junio de 2014  •  Tesis  •  704 Palabras (3 Páginas)  •  159 Visitas

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No perdí mi sonrisa al relatar mi derrota en cuartos de final

El ensueño frente a Sharapova en Roland Garros

Con un discreto puesto 35 en el ránking de la WTA activé todas las alarmas al eliminar a la número uno del mundo Serena Williams

Nilba Herrera 3 “C” l Acariciar el cielo no es fácil, pero así como un avión está ansioso por coquetear con una nube, yo lo estaba por conquistar el máximo premio y comprendí lo que se siente llegar al éxtasi y ser simplemente bañada con un balde de agua fría.

Sé que he quedado sin premio gordo a pesar de agasajar durante dos horas aproximadamente un pase a semifinales, es indescriptible y frustrante a la vez lo ocurrido; y que por perder oportunidades finalmente acabó Sharapova convirtiéndose en la vencedora. La experiencia jugó a favor de la rusa, una competidora que exaltó un duelo que se le complicó mucho.

Inicié mi participación como el toro hambriento de terreno por correr para pasar su furia; recuerdo el espectacular encuentro con la número uno del mundo Serena Williams, en una pista central todavía con mediana recepción, aunque antes de acabar el torbellino inicial ya lo tenía repleto. Estable con el lanzamiento, determinante con los golpes de fondo, he desbordado a Sharapova, quien nerviosa se encontraba sufriendo con las dobles faltas.

Durante el primer set la rusa no lograba seguir mi ritmo, sin embargo, a partir del segundo set adoptamos un juego con peloteo rápido, pero perder un punto antes del break no me favoreció, por lo que Sharapova adoptó mi propio juego –me dio a tomar de mi propia medicina, lo cual resultó letal- y me hizo caer en su traviesa forma de distraer.

Sharapova es una guerrera persistente y testaruda estaba en sobre aviso y nunca dejó de buscar su lugar en la pista. La cancha se convirtió en un concierto de gritos chillones y palos sin perturbación por ambas partes, pero lo que no lograba percibir era que la rusa se estaba comiendo mi terreno y yo cedía cada centímetro del cuadrante en el que me ubicaba. Dificultoso era que ésta consiguiese mantener tal nivel de acierto. Ha roto Maria para 1-2 y ha dispuesto –alarmada- de pelotas de 1-4, pero la quinta y la sexta dobles faltas la han guiado al 3-3, a continuar resistiendo.

Con 5-5 y extremada tensión, los nervios me condujeron a perder el control de la pelota. El juego con cuarta doble falta en mi cuenta y una rotura de saque 5-6 me acabaría costando el segundo parcial.

Mi rostro transmitía muecas de preocupación, más aún al ver la cara de goce de Maria. Y cómo no, si Sharapova ha ganado los cuatro Grand Slam, y en su autopista no se tropieza su bestia bárbara, Serena. Y lo que más me frustra es que fui yo quien le quitó del camino a la número uno del Women's Tennis Association. Ella conocía mejor que yo el ambiente de un tercer tifón con mucho en juego. Y se decidió

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