UN CAMBIO DE ENFOQUE

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El verdadero valor y aprecio de las cosas no pueden ser percibidos como tales porque los vemos por fragmentos, por cosas independientes, cuando deben ser vistos de forma total, como el todo que constituyen sus partes integrantes.

El saber apreciar esa totalidad es en lo que se basa el pensamiento sistemático, el cual permite ver las estructuras de las situaciones o las interrelaciones de las cosas, y el abarcar varios campos brinda la capacidad de tener un enfoque claro y preciso de las cosas.

Sin embargo la mayoría cree que el pensamiento sistemático significa combatir la complejidad con la complejidad, cayendo en una contradicción de lo que éste significa, considerando que la complejidad de los detalles impide ver los patrones.

La esencia del pensamiento sistemático es el cambio de enfoque: ver las interrelaciones (la formación de un círculo) en lugar de perspectivas lineales, así como ver procesos de cambio en vez de “instantáneas”.

CÍRCULOS DE CAUSALIDAD

Todos los sucesos forman parte de un proceso, que lamentablemente no lo vemos así. Lo real está dado por círculos, sin embargo percibimos todas las cosas de forma lineal. Esta es la limitación de nosotros como pensadores sistemáticos.

Las variables que operan en un sistema, están organizadas en un círculo de relaciones causa-efecto, a lo que se denomina proceso de realimentación.

El proceso de realimentación es todo un flujo recíproco de influencia.

Hay dos tipos de realimentación: de refuerzo y de equilibrio. Los procesos de refuerzo son los motores de crecimiento, mientras que los de equilibrio conllevan una conducta orientada hacia las metas.

En los procesos de refuerzo, un cambio pequeño se alimenta de sí mismo, haciendo que éste vaya amplificándose. Este efecto puede darse para procesos positivos y negativos, y suelen darse tan rápido que toman por sorpresa.

Por otra parte los procesos compensadores, busca la estabilidad. En este sistema, la autocorrección procura mantener una meta u objetivo.

Los procesos compensadores son más difíciles de ver que los procesos reforzadores porque se los percibe como que no pasara nada, pueden provocar conductas asombrosas o problemáticas. La resistencia al cambio por ejemplo, necesariamente conlleva uno o varios procesos compensadores.

La mayoría de procesos de realimentación tienen algún tipo de demora, pero éstas no son identificables, lo que puede resultar en ir más lejos de lo necesario, que significa “exceso”.

Las demoras no reconocidas pueden llevar a la inestabilidad sobre todo cuando son prolongadas, ya que a corto plazo

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