UN TRAIDOR EN LA CIA

ANALISIS

“UN TRAIDOR EN LA CIA”

Es un ex oficial y analista de contra-inteligencia de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense, quien entre 1985 y 1991 espió a favor de la Unión Soviética, había sido trasladado a lo largo del mundo durante su carrera de 31 años, trabajando en países como México, Turquía e Italia. Durante cada asignación, Ames pasaba información clasificada a los soviéticos “a través de lugares pre-asignados en los que dejaría documentos para ser recogidos luego por agentes de la KGB de la embajada de la URSS,” informa el sitio Web del FBI por lo que sería detenido y juzgado el 28 de abril de 1994, el analista de contrainteligencia de la CIA Aldrich Ames fue sentenciado a prisión de por vida sin posibilidad de libertad condicional por una corte en Arlington fue el “más alto oficial de la CIA en ser expuesto como un doble agente” y por ofrecer información confidencial a la KGB.

Ames admitió en la corte que había vendido información confidencial a la Unión Soviética y luego a Rusia desde abril de 1985 hasta su arresto en febrero de 1994. Ames comenzó a espiar para la URSS en 1985, cuando directamente ingresó en la mismísima sede diplomática soviética en Washington con el fin de ofrecer secretos nacionales estadounidenses por dinero.

Ames fue asignado a la CIA de la División europea y de Contrainteligencia de la CIA donde llegaría ser el responsable de nada menos que dirigir el análisis de las operaciones de inteligencia soviéticas. Tenía acceso a la identidad de las fuentes de EE. UU. dentro del KGB y de las Fuerzas Armadas soviéticas. La información proporcionada Ames llevó al compromiso a por lo menos unas cien operaciones de inteligencia contra la URSS, así como llevó a la ejecución sumaria de al menos diez fuentes de los EE. UU. Detrás del Telón de Acero. En definitiva le terminaría brindando al KGB los nombres de todos y cada uno de los agentes que estaban trabajando para la estadounidense CIA dentro de la URSS.

En total, los soviéticos le terminaron pagando a Ames aproximadamente 4,6 millones de dólares para sus servicios, permitiendo a Ames para mantener un estilo de vida mucho más allá del que normalmente podía permitirse un agente de la CIA. Con el dinero que ganaba de espiar para la URSS compró un caro automóvil deportivo Jaguar, joyería, ropa de diseñador, y una casa en los suburbios del norte del estado de Virginia, cerca a la ciudad de Washington D. C., por valor de unos 500.000 dólares (pagados en efectivo). Ames nunca tuvo afinidad ideológica alguna con la Unión Soviética, sino que, llegado un cierto punto, se había convertido en un "capitalista goloso" que estaba interesado en obtener mucho más dinero del que ganaba legalmente.

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