Un Milagro Para Lorezo

En muchos momentos difíciles de nuestra vida adquirimos una actitud negativa ante nuestros problemas y nos cerramos creyendo que no existe solución alguna para ellos. Gran lección que nos da la película “un milagro para Lorenzo”.

Y se puede comenzar con una frase que se encuentra en internet “Donde la ciencia termina, comienza la Fe”. Lorenzo un niño sin alguna enfermedad ni discapacidad, un niño normal hasta que a sus 5 años de edad fue diagnosticado con una extraña enfermedad llamada ALD (adrenoleucodistrofia) que solo afecta a los barones, y es hereditaria por parte de la madre, de dicha enfermedad se conocía muy y no existía ninguna cura.

Los doctores le dan 2 años máximo de vida, es aquí donde corre el tiempo para los señores Odone, Augusto y Michaela, padres de Lorenzo. Los señores Agusto y Michaela comienzan su lucha imparable hasta encontrar la cura para tal enfermedad, enfrentándose una serie de obstáculos, entre ellos el poco conocimiento de los doctores ante esta enfermedad, y su mentalidad de querer experimentar con más tiempo las pruebas que Augusto y Michaela les presentaban, puesto que no podían arriesgarse a que algo fallara.

Después de tanto tiempo de dedicación y estudio, encuentran la cura los padres de Lorenzo, aceite oleico, aceite que le salvaría la vida a Lorenzo y ayudaría millones de niños más.

La mayoría de las personas hemos pasado la perdida de una persona cercana, la muerte es una etapa de la vida tan natural, por la cual todos iremos de pasar, pero los seres humanos nos negamos a aceptar la idea de que un ser querido parta de nuestro lado, puesto que es una resignación difícil de adquirir. Tal cual es el caso que pasan los padres de Lorenzo, tal negación de resignarse de la pérdida de su único hijo, los llevo a una busca imparable para encontrar la salvación de su hijo.

En la vida siempre existirán personas que quieran apagar tu fe, las esperanzas de encontrar una solución a nuestros problemas, como lo hacían las enfermeras que cuidaban a Lorenzo.

Los padres de Lorenzo nos dan un claro ejemplo de que “la esperanza es lo último que muere”, a pesar de tantos obstáculos que se encontraban y todo el desgaste físico que tenían, nada los detuvo para encontrar la cura su hijo.

Debemos entender y respetar a cada momento la decisión del paciente como la de los familiares, puesto que si nosotros fuéramos lo que están pasando por dicha situación, seguramente también agotaríamos cada una de posibilidades de encontrar alguna solución que nos ayude a salir adelante, aferrándonos a nuestra vida.

Como trabajadores de la salud debemos cuidar y medir las palabras que utilizamos al dirigirnos con el paciente y los familiares, puesto que ellos se encuentran en un momento difícil y estas pueden herir sus sentimientos. En estos casos la empatía con nuestros pacientes y familiares es fundamental para que ellos se sientan acogidos y comprendidos. Es importante buscar las palabras más correctas y lo más suave sin dejar de ser sinceros con ellos.

Si los trabajadores de la salud amaramos nuestro trabajo y pusiéramos tanta Fe y entusiasmo para resguardar hasta el último momento la mejor calidad de vida para nuestros pacientes y pusiéramos tanta empatía como si fuesen ellos nuestra familia, esto sería la diferencia. Puesto que la Fe y las ganas de seguir viviendo son esenciales para una mejor respuesta del tratamiento del paciente.

Los pacientes se merecen un trato digno, ser tratados como personas, ya que es un derecho de toda persona el acceder a la protección de su salud, el cual establecido en nuestra constitución política de los estados unidos mexicanos. Sea la clase social cual sea, todos somos seres humanos y tenemos los mismos derechos.

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