VIRTUDES HUMANAS Y VIDA PRIVADA DE LOS JUECES

VIRTUDES HUMANAS Y VIDA PRIVADA DE LOS JUECES.

En la opinión del autor, el mejor modelo ético propuesto para el juez en su desarrollo profesional con miras a alcanzar la excelencia judicial es el del carácter o de las virtudes. Sin duda, un juez debe considerar en su investigación y fallo las consecuencias de sus resoluciones, igual que ha de cumplir con los deberes establecidos en las normas. Ya que la jurisprudencia le proporciona al juez un amplio margen de discrecionalidad se entiende que el que está mejor capacitado para emplearla será el juez que esté habituado a ejercitarse en ciertos principios morales o virtudes judiciales.

Lo que podemos entender con esto, es que el juez no debe solamente ser conocedor de las leyes, sino estar consciente de que sus resoluciones tienen consecuencias, así que, según el autor, los mejores calificados para impartir la justicia serán los jueces que lleven en su vida un modelo basado en la moral y las virtudes, basándose no solo en el ejercicio de su función pública, sino incluso abarcar aspectos de su vida privada.

La doctrina piensa igualmente que el modelo ético de las virtudes judiciales es un patrón que debe ser propuesto en la labor judicial, y que podría servir como criterio de orientación a la hora de seleccionar y promocionar a los miembros del Poder Judicial de cualquier Estado democrático. Diferentes autores provenientes de la Teoría y Filosofía del Derecho se han venido interesando en este tipo de cuestiones. Así, por ejemplo, H.L.A. (Herbert Lionel Adolphus) Hart, ha reconocido una serie de virtudes judiciales características que son especialmente importantes en la actividad judicial. Estas virtudes son imparcialidad (Ausencia de inclinación en favor o en contra de una persona o cosa al obrar o al juzgar un asunto.) y neutralidad (Actitud o situación de la persona que no se inclina a favor de ninguna de las partes enfrentadas en una lucha o competición.) al examinar las alternativas. Pero también exige la consideración de los intereses de todos los afectados, y una preocupación  por desarrollar algún principio general aceptable  como base razonada de la decisión.

El profesor Jorge F. Malem ha llegado a reconocer expresamente que los jueces, para poder juzgar con acierto, “deben ser sobrios, equilibrados, pacientes, trabajadores, respetuosos, con capacidad para saber escuchar los argumentos que las partes les ofrecen en el proceso y con la habilidad suficiente como para poder superar sus propias limitaciones personales.”

Para Malem, la vida privada de los jueces es sin duda importante, y los ciudadanos deben estar pendientes, o al menos conocer algunos aspectos de dicho ámbito privado, para saber si tal o cual juez es realmente independiente e imparcial al momento de emitir una sentencia. Es claro entonces es contar con jueces íntegros en sus vidas privadas aumenta las posibilidades de que en su labor profesional se conduzcan del mismo modo.

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