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Vida Humana

mauricio25062 de Julio de 2011

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I. RESUMEN

El presente artículo explora los alcances de todo aquello que debe ser considerado como “Vida Humana”, y desde cuando debe entenderse que esta se inicia. Partiendo de una definición de carácter biológico, se trata de de plantear las connotaciones jurídicas de los mismos; asimismo, pone sobre el tapete la existencia de “eufemismos” y juegos terminológicos que solo buscan justificar manipulaciones respecto del material genético y embrionario de la especie humana con fines de aprovechamiento económico y/o tecnológico. Finalmente, examina el proceso de reforma del Código Civil de 1984 respecto de la fijación del Inicio de la Vida Humana – el proyecto de modificación del artículo 1° - proponiendo una nueva redacción del mismo.

Palabras clave: Vida Humana, Derecho, Embrión

II. INTRODUCCION

En la Edad Media se hicieron particularmente célebres las llamadas “Discusiones Bizantinas”. Partiendo de la tradición discursiva de Bizancio, el medioevo fue una época en la que con mayor abundamiento, se pusieron sobre el tapete, temas de reflexión que, de no mediar su casi absoluta inutilidad - ¿Cuántos ángeles cabían en la punta de un alfiler? o ¿Cuál era el sexo de los ángeles? puede ser acaso algunas de las preguntas más célebremente estériles de la historia de la humanidad – marcaron un hito sobre la capacidad discursiva de los seres humanos, a pesar de lo intrascendente de dichas discusiones.

En la actualidad, pareciera que algunos temas se prestan igualmente a recibir dicha calificación. El precisar el momento del Inicio de la Vida Humana es quizás uno de ellos. Y no precisamente porque el tema sea intrascendente – antes bien, todo lo contrario – sino mas bien, porque el discurrir de dicha discusión no llega a ningún punto de convergencia o de consenso, pese a lo mucho que se ha investigado y debatido al respecto; antes bien, mientras más se discute y analiza el tema, las posiciones de cada quien en la discusión se hacen más divergentes.

La Vida Humana, sea que se considere como una obra de Dios, o el resultado más avanzado de la Evolución de la Materia, es – que duda cabe - el más preciado de los bienes con que contamos los hombres, y sólo a partir de ella, es que se ha estructurado nuestra civilización. El material genético y embrionario humano constituye Patrimonio de toda la Humanidad, de manera tal que nadie – sean personas o instituciones – tiene legitimidad para pretender aprovecharse ni apropiarse del mismo, cualquiera sea la finalidad que de a dichos actos.

Durante la mayor parte de la historia de la Humanidad, el inicio de la Vida Humana transitó entre el misterio y la imaginación. Los secretos de la Vida, celosamente guardados en el vientre materno, nos eran vedados, por lo que respecto de los mismos, sólo nos quedaba hacer conjeturas. No fue sino después de que la Ciencia se desprendió de toda forma de censura que pudo iniciarse el estudio de los procesos biológicos que dan origen a la formación de la Vida, proceso que ha ido avanzando in creciendo hasta la actualidad.

La fijación del Inicio de la Vida Humana se ha convertido en uno de los centros de debate científico, filosófico y jurídico de la actualidad. No obstante los notables – casi diríamos asombrosos – avances que se han registrado en el campo de la Investigación médica y biológica, todavía no se ha llegado a una respuesta válida y aceptada por todos los sectores.

Esta situación de indefinición no se explica por falta de información científica. El proceso de formación de la Vida Humana ha sido estudiado, no solo in vivo en el propio vientre materno, sino adicionalmente in Vitro, es decir en Laboratorio, gracias al desarrollo de las técnicas de Reproducción Asistida, y de manera especial, a las de la Fecundación In Vitro que nos brindan la posibilidad de manipulación del proceso de fecundación de los gametos. Así, el desarrollo de los embriones puede seguirse y estudiarse, paso a paso, desde el momento mismo de la Fecundación detenerse y reactivarse a voluntad, hasta que el embrión es implantado en el seno materno, o almacenado mediante técnicas de crioconservación. La indefinición, o mejor dicho, la existencia de distintas posiciones sobre el tema, se presenta a partir de los múltiples intereses económicos y científicos que se ponen en juego antes de atribuirse categoría de “Vida Humana” al embrión fruto de la Fecundación, puesto que, desde ese momento y conforme a los Instrumentos Internacionales que cautelan los Derechos Humanos, dicha Vida merece no solo respeto, sino además protección jurídica.

Es por ello que, partiendo del campo científico, y posteriormente trasladado al mundo jurídico, se han venido esbozando diversas teorías que pretenden explicar, o más bien, precisar, el momento de Inicio de la “Vida Humana”; junto con esas teorías, se han forjado toda una nueva terminología destinada a justificar sus enunciados. Cada una de estas teorías expone sus razones y pretende ser el planteamiento válido sobre el tema. Las legislaciones de los distintos países recogen, según su propia visión, los postulados de las distintas teorías, y que dan lugar a tratamientos diferenciados y en muchos casos, abiertamente contrapuestos.

Respecto de estas teorías, casi se pueden centralizar en dos grandes grupos: Las que se inspiran en los principios del Common Law y las que provienen del Derecho Occidental Romano Germánico. A partir de estos dos grandes grupos, existen distintas variantes, y en algunos casos, sistemas mixtos, que combinan soluciones de los dos sistemas, con mayor o menor éxito.

Es pues, intención del presente trabajo, exponer la situación actual del debate sobre tan delicado tema, para luego centrarnos en el caso peruano, respecto del cual, se analizará la legislación vigente, así como el tratamiento que se ha dado al mismo en el proceso de Reforma del Código Civil, y finalmente, hacer una propuesta personal, destinada – desde nuestro modesto punto de vista - a enriquecer el debate.

Así pues, la pregunta existencial “To be o not to be” – Ser o no Ser - que Shakespeare inmortalizara por boca de Hamlet, cobra hoy más que nunca plena validez. Cabe a esta generación la gran responsabilidad de establecer “Desde cuando se Es”. De la respuesta que seamos capaces de dar, dependerá en mucho, el diseño de la sociedad que habremos de ser en el futuro.

III. EL INICIO DE LA VIDA HUMANA: PARTIENDO DE LA REALIDAD BIOLOGICA A LA REFLEXION FILOSOFICA Y JURIDICA

Como ya hemos señalado en la Introducción del presente trabajo, desde los inicios de la civilización, el desarrollo de la vida en el claustro materno constituyó un misterio insondable para los hombres, quienes no podían explicarse el proceso de formación de la vida. Luego de superarse los primeros estadíos en los que la actividad sexual era solamente instintiva, el hombre inició por tomar conciencia de la misma y a repensarla. A partir de la constatación práctica, se sabía que durante el encuentro sexual, el hombre expulsaba una sustancia a través de su órgano genital, la misma que, bajo determinadas circunstancias, producía el estado de gestación en la mujer, cuyo corolario era el parto o nacimiento de una nueva vida; del aporte de la mujer en dicho proceso era mucho menos lo que se conocía, apenas si se percibía que la mujer, durante el acto sexual, producía secreciones en sus genitales, las mismas que en algún momento se equiparaban o se creía, cumplían funciones similares a las secreciones masculinas.

La gran mayoría de las culturas en los albores de la civilización, desarrollaron mitos y creencias en torno a la generación de la Vida. De hecho, el órgano sexual masculino se constituyó en símbolo de culto, atribuyéndose al mismo, el poder de la Fecundidad. Son conocidos al respecto, los templos de adoración fálica de Egipto, Babilonia, la India, Gran Bretaña, etcétera. En nuestro país, también existe vestigios de cultos de esta naturaleza, siendo particularmente destacable el existente en el departamento de Puno; son igualmente conocidos - aunque de ellos no se hace mención en los cursos de Historia que se enseñan en nuestro sistema de educación - los huacos eróticos de la cultura Mochica, en los que se resalta al órgano sexual masculino como origen de la fertilidad.

Es en atención a esta intuición humana, que a las secreciones masculinas se les denominó Semen, que proviene de la raiz Semilla o Simiente, siendo que se le atribuía el poder de fertilizar a la mujer, como la semilla fertilizaba la tierra. El papel asignado a la mujer en este proceso era de mero habitáculo del semen masculino, brindando las condiciones para que se desarrolle el embrión, supuestamente contenido en el mismo.

En la cultura griega clásica se esbozaron los primeros estudios referidos al inicio de la Vida. El Corpus Hipocraticum, los Epicúreos y los sabios de la escuela de Alejandría consideraban que en el semen masculino y en el semen femenino (así llamadas las secreciones vaginales) se encontraba el material necesario para formar a un nuevo ser humano; Aristóteles en cambio, consideraba que en el semen masculino se encontraba el elemento activo y que la mujer solo aportaba la sangre menstrual, siendo que el embrión humano iba evolucionando desde el alma vegetativa (treptike), el alma sensitiva (aisthetike) y el alma espiritual (noetike) .

En el ámbito occidental, fue la Iglesia Católica la que continuó con la búsqueda del origen e inicio de la Vida Humana. Al respecto, Enrique Varsi Rospigliosi,

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