3.1 ACTIVIDADES PRODUCTIVAS Y COMERCIO EXTERIOR ECUATORIANO FLORES Y CAMARON, PERIODO 1995 - 2005.

En diciembre del 2012, dos economistas destacados (uno de ellos candidato a Presidente de la República), dijeron que el país debe dejar de ser productor y exportador primario, cambiar la matriz productiva y hacer el esfuerzo necesario para empezar a producir bienes de capital e intermedios y servicios modernos. Uno de los economistas señaló que el petróleo puede acabarse más pronto que tarde y que banano, camarón y flores aportan poco valor agregado, por ser productos agropecuarios.

Para elaborar su planteamiento, esos profesionales seguramente se basaron en las cifras del Banco Central, que señalan que en el año 2011 las exportaciones primarias significaron el 77,67% del total, siendo las de petróleo crudo el 52,86% y las agropecuarias el 24,81%, mientras las industriales fueron apenas el 22,34%. También en el hecho de que la variación 2007/2011 fue mucho mayor en el caso de los productos primarios (1,63), el banano (1,72), el camarón (1,92) y otros productos primarios (1,74), que en las industriales (apenas 1,35).

No hay duda de que el país requiere cambiar la matriz productiva, elevando sustancialmente su nivel tecnológico, y sobre eso ya se hizo un comentario en un artículo anterior. Pero, cuando se habla de la exportación agropecuaria, especialmente de banano, camarón y flores, parecería que incluso profesionales prestigiosos y muy bien informados piensan que el Ecuador vende esos productos en el exterior como la naturaleza los genera, sin mayor valor agregado, y eso no es así, como se espera demostrar en este artículo.

Estos tres productos emblemáticos, que significan el 75% de la exportación agropecuaria del 2011, pero también otros productos de ese sector, tienen clústeres de producción y exportación muy importantes, que en cada caso significan un aporte industrial y de servicios del orden del 30% o más del costo de producción.

CAMARÓN.- Algunas personas piensan que este producto se pesca en el mar y se exporta sin mayor procesamiento y trámite. Y puede ser que una pequeña parte efectivamente resulte de esa acción. Pero, para el país, el producto que interesa surge de la acuacultura y esa actividad necesita la incorporación de un desarrollo tecnológico realmente interesante, relacionado con la infraestructura necesaria, la evolución del camarón, su empaque, transporte y comercialización.

La triste experiencia del año 1998, cuando la “mancha blanca” afectó gravemente a la exportación camaronera, que bajó de cerca de mil millones de dólares a solamente 250 millones o algo así, hizo que los productores miren con mucho cuidado la infraestructura y los sistemas productivos aplicados anteriormente, para corregir las debilidades, entre ellas una derivada del llamado “canibalismo” o sea el uso de camarón de desecho en los alimentos balanceados de los nuevos especímenes y también busquen nuevas formas de aprovechar el camarón.

En la actualidad, hay que construir piscinas de agua salada, cerca del mar, que reúnan ciertas condiciones de área, profundidad y detalles sanitarios, que permitan que el agua mantenga determinados niveles de temperatura y estén constantemente agitando y renovando agua apta para permitir el desarrollo del crustáceo. Tales piscinas, además, deben estar divididas en compartimentos adecuados para recibir diferentes grupos de camarones en función de la edad y el tamaño que registren.

Las larvas de camarón pueden ser pescadas en los manglares o reproducidas en laboratorio, con el objeto de sembrarlas en las piscinas, para su desarrollo. Cuando adquieren mayor tamaño, deben ser ubicadas en un compartimento diferente, hasta cuando sea necesario extraer los camarones.

La alimentación de las larvas y los camarones debe ser estrictamente vigilada e igual su salud, de manera que el producto final sea de la mejor calidad. En consecuencia, se requiere de alimento balanceado acorde con la edad de los

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