Análisis del libro El Robo

El robo

Era una mañana fría y oscura de invierno. Las calles del barrio donde vivía María estaban pobremente iluminadas, y a esa hora era difícil encontrar a alguien caminando por allí. Iba por la vereda, pensando en la rutina que haría aquel día, la misma de todos los dias: el viaje en colectivo, luego dos horas en tren hasta llegar al centro, gente apurada corriendo de acá para allá, edificios altos y antiguos, autos tocando bocina... Nada que ver con su barrio tranquilo, de calles de tierra y nenes jugando a la pelota en la canchita de la esquina. Para ella, cada día que pasaba era uno más. Pero aquel día, las cosas iban a cambiar.

Lo había pensado durante meses, junto a su amiga Cinthia, a quien había conocido hace dos años, cuando las dos trabajaban como meseras en el barcito de Miguel. Eran muy amigas, compartían salidas y se contaban todo. Pero hacía meses que Cinthia habia dejado de trabajar, porque su embarazo de seis meses ya no le permitía hacerlo con la misma agilidad de antes, y Miguel no necesitaba una empleada embarazada. Además, al enterarse de la noticia, su padre le cerró las puertas de su casa. Así fue como terminó viviendo con María.

Maria entendia a su amiga, y le dio pena saber que todos le habian dado la espalda al enterarse que estaba embarazada, con solo 16 años y sin pareja. Fue por eso que decidio aceptarla en su casa, con la unica condicion que realice las tareas domesticas mientras ella este fuera de casa. Pero tuvo que buscar otro trabajo, ya que con lo que ganaba en el bar apenas cubria los gastos del mes.

No era nada facil, para una chica como ella, alejada de su familia, encontrar un empleo en una gran ciudad, tan conectada pero distante a la vez. habia sido muy dificil abandonar a su madre en la humilde casa que compartian en entre rios, para buscar un mejor futuro en la bulliciosa ciudad, instalandose en una casita de barrio que le habia dejado una tia al fallecer. Y tampoco immaginaba los cambios que el destino tenia preparados para su vida, y ahora se encontraba sola, con una vida de la que ocuparse, y con otra en camino que mantener. no sabia por que motivo habia aceptado tal responsabilidad, siendo que ya llevaba anteriormente la carga de tener que mantener a su familia a la distancia, y aun asi, alli estaba.

Quiza fue el mal camino por el que se dejo llevar, por las nuevas amistades que empezo a tener, y la carga de responsabilidades que ella misma se impuso, lo que la llevo a consumir drogas, para alivianar la soledad que sentia. Eso la hacia pensar menos en sus problemas, la distraia, hacia mas llevaderos sus dias.

Fue asi que un dia decidio hacerlo. Cinthia fue quien le habia hablado del tema, pero al principio penso que era una locura. "Ni loca" le dijo, "no me voy a meter con esa manga de delincuentes que se la pasan choreandole a los pobres viejitos".

Pero habia llegado a un limite. encontrar un trabajo que le proporcine un buen sueldo se habia vuelto imposible, mas aun por la ausencia de un titulo secundario que avale los estudios que nunca termino. la salida mas rapida, pero mas riesgosa, era esa. decidio hablar con las mujeres del barrio que andaban en eso, y se reunieron una tarde en la placita para ajustar los detalles del golpe del dia siguiente.

- ¿Mary, estas segura que lo queres hacer? - Dijo en tono burlon una mujer robusta, quiza la mas grande del grupo, a la que llamaban La Turca.

- ¡Te dije que si, Turca! - Le respondio Maria, tratando de ocultar sus nervios, fumando el quinto cigarrillo de la tarde - Necesito la guita para ayudar a la Cinthia, no les voy a fallar.

- Dejala Turca, ¡Tiene que aprender la piba! - Dijo una a la que apodaban la Peque, tratando de tranquilizar al grupo.

- Bue, si vos decis Peque ... Pero escuchame bien - dijo dirigiendose a Maria - Si llega a salir algo mal, y nos buchoneas, las vas a pasar feo pendeja, ¿Te

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