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CARTA A MARILYN


Enviado por   •  13 de Julio de 2013  •  956 Palabras (4 Páginas)  •  305 Visitas

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CARTA A MARLIN

Querida Marlín

Sabes: Recuerdo aquella mañana en el parque donde te conocí. Estabas sollozando desconsoladamente. Me acerque, te di mi pañuelo y me permitiste que te consolara. Y en esos momentos sentí amarte, sentí que dios me había dado el regalo más maravilloso del mundo, sentí que un ángel había caído del cielo y que una mala caída le había causado ese llanto. Pero luego me contaste la razón de tu pesar, habías terminado una relación amorosa, que te habías enterado mediante una amiga que aquel galán de alcantarilla había sido casado. Y en ese instante mi mente explotaba de éxtasis de la vida, me sentía el hombre más dichoso del mundo, sentí que aquel hombre desconocido que te había engañado era mi Cupido y le daba las gracias a los dioses del Olimpo por aquello bellos momentos que estaba pasando. oh qué momento, que dicha, que encando de vida. Mi vida era una vida de dioses.

También recuerdo aquel día en la playa de charkas, donde lo pasamos muy bien, amigos, música, comida, juegos, carcajadas, ¡va!, todo aquello que hacen los que van a la playa. Pero como es de esperarse te agarre entre mis manos, suavemente te dejaste arrastrar suavemente por aquellos peñascos detrás de la playa, y nos acurrucamos cuan pareciera un nido de amor. oh que maravilla, que manera de disfrutar la vida, tu y yo solos en el mundo, sin decirnos una palabra, más tu mirada me suplicaba, me implorara que mis labios recorrieran lo más profundo de tu ser, que mis manos descubrieran senderos que aun no hayan sido explorados por el hombre, oh que hermoso, deseaba que los dioses detuvieran el tiempo, anhelaba que Miguel Angel esculpiera tu belleza física junto a tu indio fornido de treinta años de acero tal como dijera Dante Nava y quedar por siempre en aquellos peñascos juntos hasta la eternidad.

Mas no quiero, no quiero recordarme, por dios no quiero recordarme, pero mi mente no cesa de pensar en aquello bellos momentos que ahora son mis tormentos

Sabes: Tanto fue mi obsesión por ti que hasta me hiciste creer que yo era tu Romeo, tu Odiseo, tu príncipe encantado y que eras capaz de besar a todos los sapos de la faz de la tierra con tal de encontrarme.

Sabes: me hiciste creer que yo era un poeta guardián del amor, hasta sentí que el poema XX era inspiración mía y que por azares de la vida Pablo Neruda me lo había arrebatado.

Sabes: Todo, todo aquello se desvaneció por aquel maldito día, esa hora ese segundo que pasaba y se convertía en décadas, en siglos, eternamente maldito.

Me senté en aquel lugar, donde tú me prometiste venir, me acurruque en un sitio ligeramente oscuro, cuan mendigo en busca de una limosna de amor, espere, espere sin un rasgo de tu maldita presencia. Para mi desgracia el cielo se puso nubloso, aquellas nubes negras

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