CONVERSANDO SOBRE LA PAZ

CONVERSANDO SOBRE LA PAZ.

Rememorando al filósofo y pensador Karl Marx, Alejo Vargas Velazco realiza un análisis sobre el Estado-Nación. Y dice: “No es la constitución la que crea al pueblo, sino el pueblo es el que crea la constitución; y la democracia debe ser la esencia de toda constitución. Habla sobre una extinción del Estado y la realización de una verdadera comunidad humana libre de las diferencias de clases sociales”.

Para reconocernos como ciudadanos dentro de un Estado-Nación debemos tener en cuenta la importancia de la “memoria colectiva”, es decir, la contextualización histórica y el análisis político-social de la realidad colombiana. En base a lo que se dice llamar historia. Comprendiendo con ello, los sucesos acaecidos y no la manipulación o tergiversación mediática de la realidad.

Gracias a la Constituyente, nació la Constitución de 1991, la que nos reconoce como un aparente Estado Social de Derecho dentro de unos parámetros democráticos, que dicen garantizar la paz para el pueblo colombiano y defender los intereses de la gran mayoría.

Sin embargo, Colombia ha vivido inmersa en un constante conflicto y violencia permanente. Con la llegada de los españoles al territorio latinoamericano, comienza a producirse una inminente violación de derechos. El pretexto traído de la Revolución Francesa y su ideal: “Libertad, fraternidad e igualdad” siembra la semilla de la violencia en una sociedad que era naturalmente libre. Con la religión como telón de fondo, surgen las imposiciones colonas sobre los nativos, su expropiación de la tierra, violación de indígenas etc.

Desde entonces, dos cientos años después, Colombia sigue inmersa en una violencia que se vive en todos los estamentos de la sociedad.

“Más de 30 millones de colombianos viven en la pobreza, 12 millones en la indigencia, el 50% de la población económicamente activa, agoniza entre el desempleo y el subempleo, casi 6 millones de campesinos deambulan por las calles víctimas del desplazamiento forzoso. De 114 millones de hectáreas que tiene el país, 38 están asignadas a la exploración petrolera, 11 millones a la minería, de las 750 mil hectáreas en explotación forestal se proyecta pasar a 12 millones. La ganadería extensiva ocupa 39.2 millones. El área cultivable es de 21.5 millones de hectáreas, pero solamente 4.7 millones de ellas están dedicadas a la agricultura, guarismo en decadencia porque ya el país importa 10 millones de toneladas de alimentos al año. Más de la mitad del territorio colombiano está en función de los intereses de una economía de enclave.” Datos que mencionaba ivan Marquez en la apertura de los diálogos de paz en Oslo.

Para hacer la diferencia entre Estado y Nación, tenemos que aclarar que el termino Estado es comprendido legalmente como una sociedad de Derecho netamente política; al hablar de nación podemos hacer referencia a una colectividad humana relacionada geográfica o culturalmente mas allá del orgullo patriótico que emula.

A la hora de hablar de paz, de acuerdos de paz, debemos plantearnos ¿Qué es la paz? ya que se ha producido una brecha terminológica en torno al significado: si la pensamos como la construcción de una conducta social y por ende educativa, o como un término meramente ligado a las instituciones políticas y burocráticas. Eso nos lleva a plantearnos el termino como una utopía, pues comúnmente todos pensamos en la paz como un una nube blanca que nos lleva a todos a un equilibrio y que nos suministra todo lo que necesitamos sin hacer ningún esfuerzo. El Estado no puede ser el narcótico del despertar colectivo.

Así, este está construido como una representación de la comunidad. Si el Estado, como columna vertebral de todo sistema, es errático, corrupto e insolidario, la desmembración social de todo sistema como comunidad estará abocada al fracaso. Es decir,

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