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Carlos Matos


Enviado por   •  14 de Julio de 2014  •  10.964 Palabras (44 Páginas)  •  658 Visitas

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HISTORIA DE LAS IDEAS

Carlos Mato

Consideraciones entorno a su problemática

“El desarrollo de esta asignatura persigue, como objetivo fundamental, darle al alumno los elementos necesarios para que aprenda a leer, por sí mismo, los textos históricos en relación con los procesos sociales, económicos, políticos y culturales que los fueron engendrando” (programa vigente)

Es el objetivo de este curso que integra el Ciclo Básico del “Plan de Estudios de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales”.

Estamos en la situación de la enseñanza-aprendizaje.

Debemos aprender a desentrañar las significaciones, implícitas y los mensajes explícitos, contenidos en esos documentos, y reubicar esas comunicaciones ideológicas entre los hombres, en medio de sus prácticas sociales de su vida cultural.

La clase participativa es un intercambio de Ideas, un esfuerzo del pensamiento crítico y reflexivo, en procura de establecer con la mayor objetividad posible cuáles eran las Ideologías de aquellas sociedades históricas. No es el momento de la acción sino el del esforzado pensamiento. No es el momento de la creación literaria sino el del desarrollo del conocimiento.

Si bien es cierto que los escritos a estudio contienen doctrinas y a veces también teorizaciones y deducciones puras, nunca nos quedaremos en el análisis del texto por sí solo (hermenéutica) ni en la discusión doctrinaria. Por el contrario, los leeremos siempre referidos a las condiciones donde esas Ideas e Ideologías hayan sido producidas y donde hayan tenido vigencia.

Intentaremos comprender al autor en la letra y en el espíritu, pero también, am movimiento social que a través de ese escritor se expresa, dándonos una serie de Ideas más amplias, más colectivas, su Concepción del Mundo o Cosmovisión.

El campo de estos estudios es la sociedad de los hombres, no hablaremos aquí de aquello que los etólogos denominan sociedades animales. De ahí el nombre de las ciencias de nuestra área -Ciencias Sociales-, que también puede ser extendido en su sentido y su expresión literal al hablamos de ciencias histórico sociales.

Los objetos concretos estudiados por ellas están constituidos por las sociedades reales que han sido y existen en nuestro mundo histórico. Cada una aporta un aspecto de esas complejas realidades, de la misma manera que antes lo hicieron las ciencias naturales; luego, cada una de ellas define un determinado nivel de los hechos científicos y los analiza según el método adecuado a las caracterizaciones de tales objetos. Quedan correlacionados, entonces, los objetos y los métodos, dentro de los límites prefijados por esa ciencia parcelaria, ciencia particular y con nombre.

Prevemos que la historia de las ideas es una disciplina menos identificable para la mayoría de los estudiantes y estamos obligados a describirla con cierto cuidado.

En principio, abarca a todos los niveles y todas las clases de ideas registradas en la historia. Esto significa más una desventaja que un mérito, puesto que, como lo dice el refrán, quien mucho abarca poco aprieta. Por su extensión, historia de las ideas incluiría las ideas económicas, sociales, políticas, científicas, artísticas, tecnológicas, filosóficas, teológicas, etc. Esa desmesura le impediría delimitar su campo de estudio, no podría tampoco definir algo que fuera el hecho ideológico, y entonces no tendría método claramente articulado. Dicho brevemente, no sería una ciencia como las otras. Hay mucho de cierto en estos reparos, y los aceptamos con imparcialidad.

La historia de las Ideas en general acumula esa masa enorme de los escritores que contienen las ideas, que posteriormente entrarán en la clasificación de idas políticas, jurídicas, etc. En este primer sentido, la asignatura se nos presenta en su etapa pre-científica, la que coincide con la acumulación de los documentos y la información que más tarde será procesada mediante análisis metódicos.

Nuestra esfera de realidades a conocer es la opuesta a la esfera de la naturaleza o natura; es la de la cultura y las culturas den plural.

Las realidades no naturales sino culturales caracterizan esencialmente a los hombres, grupos y sociedades humanas que han existido y existen sobre el planeta Tierra. Por lo tanto, la historia social, la historia de las civilizaciones, la historia de las culturas, son distintas denominaciones para referirse a una materia muy vasta, pero que se resume en la historia real de los hombres en sociedad.

Queda claro qué son, en qué consisten las históricas realidades a las que hemos identificado: son las culturas (muertas o vivas) y las sociedades humanas del pasado y del presente. Lo que no está tan claro es la cuestión de la definición dela historia como conocimientos y como ciencia. Dicho de otra manera, si bien nadie discutiría que las realidades históricas existen y que no podemos evadirnos del curso de la historia, también es prudente admitir que se sospeche respecto al valor de los estudios históricos, crónicas, descripciones y explicaciones históricas. Más aún, sabemos que hay historiadores desde Tucídides –que muy larga es la historia de la historiografía-, pero se discute si esa literatura ha llegado hay a tener carácter de conocimiento científico, y algunos piensan que nunca podrá alcanzarse la objetividad científica de la historia que pretende ser conocimiento.

Sobre el valor de los estudios históricos

Si no hubiera esperanza en constituir la Historia como ciencia, entonces todas las disciplinas históricas, y esta que nos preocupa actualmente, adolecería de ser incurablemente “paracientíficas”. La Historia de las Ideas sería una información sin sentido, una reflexión sin cuidados epistemológicos, relato sin vigor racional, sin autocrítica, sin crítica ideológica, y en consecuencia no expresaría más que opiniones subjetivas, de manera más o menos divagante.

Las preocupaciones por el método que se aplicará en las clases, y las modalidades de autocrítica y la laicidad de la enseñanza, quedan a cargo de cada uno de los docentes quienes ejercitarán, a su manera personal, el derecho de la libertad de cátedra.

Para evaluar cuál es la situación del intento por hacer Historia-ciencia, lo cual representa el aspecto objetivo de la cuestión considerada, estimaremos que es mejor darle a la palabra a un historiador de oficio, quien es igualmente maestro de historiadores (notoriamente, de historiadores de habla española, en razón de lo que resultará aún más interesante para Nosotros los iberoamericanos). Nos referimos a Pierre Vilar, en su “Iniciación al vocabulario del análisis histórico”; traducción castellana de M. Duors Folch, editorial Crítica, España,

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