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Como se da el Discurso tradiones y costumbres


Enviado por   •  24 de Abril de 2018  •  Ensayos  •  670 Palabras (3 Páginas)  •  132 Visitas

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Madre Directora, miembros del jurado, Personal docente y Administrativo, compañeros alumnos, público en general. Reciban un caluroso saludo de paz y bien.

Tengo el gusto de dirigirme a ustedes, con un tema de mucha importancia e interés para todos, el cual se titula

Cuentan los abuelos, que en el pasado, nuestra provincia era un lugar lleno de montañas, en donde abundaban animales de todas las especies. Sus ríos, llenos de agua, tanto en invierno como en verano, invitaban a dar paseos familiares los fines de semana o permanecían llenos de mujeres, quienes afanosamente llegaban a sus orillas a lavar la ropa.

En ese Guanacaste de ayer se podía pasar libremente por los potreros, sin importar quiénes eran sus propietarios, para deleitarse con ricas frutas, como guayabas, nances, anonas, toretas, naranjas, mangos y sabrosos zapotes. Además, era admirable observar los frondosos árboles maderables propios de la zona, entre los cuales se destacaban: el espavel, el Guanacaste, el pochote, el roble de sabana, el cenízaro y muchos otros que escapan a mi memoria.

También todas las calles eran de lastre, pero como había tanta vegetación y montaña la mayoría de las vías de comunicación eran senderos pequeños y angostos trillos, por los cuales circulaban las carretas con sus bueyes, y el transporte típico de esa época, como el caballo y la mula.

Su fauna era de un valor incalculable, había venados en cantidad, mapaches, saínos, lapas, monos, conejos, y diferentes especies de palomas y de garrobos. Lo interesante era que a pesar de que muchas de estas especies de aves y de animales eran tentación para los cazadores, no se abusaba de ellos, sólo se cazaba lo necesario para ayudarse con los alimentos de la familia.

Los pobladores tenían su vocación por el cultivo. Desde buena mañana agarraban su machete, su lima, su pala, su calabaza y su burra de comida, para dirigirse a la parcela a sembrar. Se practicaba una economía familiar, de sembrar para su propia subsistencia.

Cuentan que en aquellos tiempos no había el temor del robo o del asalto. Las casas de madera y teja recibían los primeros rayos del sol, y el canto de los gallos, con las puertas abiertas de par en par. Hombres y mujeres vivían en armonía con todo lo que Dios les había dado, apegados a sus valores y principios, al trabajo, al amor a su familia y el derecho.

Sin embargo, este Guanacaste, hoy echa de menos a sus habitantes sencillos, amistosos, francos al hablar y respetuosos de entregar su palabra, amantes de las costumbres y tradiciones de antaño. Hoy tenemos una provincia desgastada, casi sin bosques naturales, ríos secos, potreros desérticos, ya no escuchamos el grito alegre del sabanero, ya no escuchamos el palmoteo de las tortillas y el chisporreteo del fogón. Ahora todo es historia.

Empero, la historia existe, Guanacaste existe, así como existe su gente

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