Concepto Amplio Del Estado
hjlf7720 de Diciembre de 2014
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CAPITULO I
CONCEPTO DEL ESTADO
I.I- EL ESTADO COMO CONCEPTO EN SU ACEPCIÓN MÁS AMPLIA.
En su acepción gramatical amplia “Estado” equivale a manera de ser o de estar de las cosas; es lo distinto del cambio. En ciencia política, el Estado también expresa una situación, algo que permanece dentro del cambio: la manera de ser o de estar políticamente. En un sentido amplio “Estado” es la manera de ser o de estar construida políticamente una comunidad humana. Pero si examinamos la sociedad humana, encontramos que dentro del Estado existen otros grupos sociales; que el hombre se relaciona con sus semejantes en asociaciones de distinto orden: la familia, la iglesia, la corporación, las sociedades civiles y mercantiles. Todas estas instituciones son grupos de hombres asociados (LOS MAYAS). Pero vemos que el hombre, además de asociarse en estas instituciones, además de tener relaciones con sus semejantes en vista de un fin específico, forma parte a la vez de diversas agrupaciones, etc. Y también en vista de otro fin específico, se asocia con sus semejante en una manera más amplia y constituye el grupo social que llamamos Estado. Este tiene funciones y naturaleza distinta de las de otros grupos, para formar está más amplia asociación humana, las relaciones que tienen entre si los hombres que son de otra índole: relaciones políticas. Entonces examinando ese ingrediente que existe en la base de la sociedad humana en una forma amplia para construir el Estado, vemos que el objeto propio de la Teoría del Estado está precisamente en desentrañar la esencia de esa relación unitiva; la esencia de la política como ingrediente peculiar del Estado, que lo distingue de las demás agrupaciones humanas y le da carácter propio. En un sentido vulgar, no científico, se dan dos amplias acepciones al Estado; por una parte se le considera como una estructura social y se refiere a conceptos parciales, a aficiones, tales como el pueblo. En segundo término, el segundo sentido amplio y vulgar es referirlo al fenómeno del poder del Estado sobre la sociedad y se hace referencia al gobierno. Estos dos sentidos amplios, no científicos, lo resumimos en esas corrientes: el Estado entendido como estructura social y confundido con el pueblo y el Estado como poder y, entonces, tendiente a este como la autoridad que tiene el poder en sus manos y confundiéndolo con algunas de sus manifestaciones como son el gobierno o el ejército.
I.II.-CONCEPTO SOCIAL DEL ESTADO
De acuerdo con Jellinek, para obtener el concepto social del estado necesitamos, en primer término estudiar los derecho que se encentran en la base del mismo. Hemos visto que en la base del Estado se encuentra una serie de hechos sociales, una serie de relaciones humanas. En último análisis, estas relaciona son actos de hombre condicionados por el contenido psíquico propio de la naturaleza anímica de los seres humanos. El Estado es por consiguiente, una ceración humana. Consisten en relaciones de voluntad de una variedad de hombres. En la base del estado. En la base del estado encontramos hombres que mandan y hombres que obedecen y que, además de estas relaciones de dominio, también tienen entre si relaciones de igualdad.
En segundo término si analizamos este sustrato del Estado veremos que los hombres se relacionan entre sí, para formarlo, se encuentran viviendo en un territorio, el territorio del Estado, pero este territorio tiene tal sentido de territorio del Estado cuando lo relacionamos con los hombres que lo habitan. Considerado en sí mismo, el territorio del Estado no es sino una parte de la superficie la tierra.
Ya hemos visto que las relaciones humanas que se encuentran formando el sustrato del Estado varían, constituyen un fluir constante; vimos que esas relaciones se agotan y dan nacimiento a otras, y esto en una forma permanente. Siendo la base del Estado actos del hombre y siendo también la vida del hombre un fluir constante, la base del Estado es también mutable, variable. Entonces debemos establecer un criterio de unificación que nos permita concebir esas variables relaciones humanas como una unidad, debemos acudir a un criterio que nos permita unificarlas, y obtener así principios generales, científicos en relación con esa base variable del estado y expresar el concepto social del mismo.
I.III.-DIVERSOS CRITERIOS DE UNIFICACIÓN
Podríamos observar y unificar esas relaciones refiriéndolas al tiempo y al espacio. Podemos relacionar así los hechos que se dan en le mismo tiempo (contemporáneos) o en el mismo espacio. Este criterio no sirve como u modelo definitivo para expresar la unidad del Estado, para unificar las relaciones variables que existen en su base, pues una serie de hombres puede vivir en un mismo espacio, porque todos vivan dentro de un mismo territorio e igualmente podemos unificar sus relaciones en relaciones en relación con e tiempo, si examinamos que esas relaciones se dan en un mismo lapso, y sin embargo no por ello necesariamente podemos concluir que esos grupos que existen en un mismo espacio constituyan un Estado. Por lo tanto no es molde preciso conforme al unificar la variedad de relaciones humanas.
Hay otro criterio y es el que podemos denominar unificación en virtud de la causa. Dice Jellinek: “todo lo que se puede reducir a una causa común vale como una unidad” tampoco es posible unificar las relaciones del Estado con ese criterio si tomamos como ejemplo concreto la misma causa la raza, vemos que esta, si puede ser una causa de unificación y que en algunas ocasiones un Estado tiene una población homogénea o de una misma raza. Pero puede pensarse en un Estado, y de hecho los hay, que tenga población heterogénea o compuesta de grupos raciales diferentes, o teniendo en un principio una sola raza, posteriormente, por movimientos migratorios, se encuentran otros electos de población dentro de la misma. En consecuencia, tampoco este criterio puede servir para darnos una directriz conforme a la cual puede unificar la variedad de las relaciones que forman la base del Estado.
Un tercer criterio es la unificación formal. El saber histórico nos da el conocimiento que dentro los Estados instituciones que permanecen invariables a través del desarrollo de su existencia, instituciones cuya forma permanece a través del tiempo, y pensando en ellas se podría obtener un concepto del Estado representándolo en forma unificada. Son ejemplos de esas instituciones que permanecen, los Parlamentos, las universidades, los Tribunales, el Ejército, etc. Vemos que con frecuencia se celebran centenarios y aun milenarios de estas instituciones. Sin embrago, este criterio no es en sí mismo suficiente para concebir al Estado como unidad ordenadora de las relaciones humanas variables que se encuentran un su base, pues estas no forman la existencia misma del Estado. El Estado es algo más que una universidad, que una Cámara Legislativa o que un Tribunal el Estado es un ente complejo y para poderlo pensar como unidad es necesario ocurrir a otro criterio de unificación.
En cuarto término encontramos la unificación en relación con el fin, o unificación teleológica. El mismo fin u objeto que perseguir puede servir d criterio unificador de un conjunto de hechos variables y que, tomados en forma aislada, son diferentes. Por ejemplo, la vida es la unidad unificadora de los diferentes órganos que constituyen la estructura del organismo biológico por cuanto todas las diferentes partes de ese organismo se unen para darle vida. Y en el mundo social vemos que también es posible unificar las relaciones humanas cuando ellas persiguen un mismo fin. Y así hay actividades humanas de orden cultural y el fin cultural que persiguen puede unificarlas. Toda actividad o grupo humano que asiste a la Universidad esta unificada por el fin cultural que persigue. Por tanto, puede considerarse el fin como un principio unificador de todas las relaciones humanas, pues hace que consideren dentro de un mismo molde las acciones que se encaminan a obtenerlo. Los actos jurídicos pueden unificarse también siguiendo este criterio. Por el fin dividimos la diversidad de nuestras agrupaciones y por le agrupamos la sucesión no interrumpida de nuestros actos en varias unidades. Si pensamos en el Estado vemos que esta unidad teleológica si es característica del mismo. Los mismos fines perseguidos por la comunidad de hombres que se agrupan políticamente los unifica, hace nacer la unidad colectiva o de asociación. Esta unidad está limitada por los fines que son peculiares al Estado; fuera de ellos, solo encontramos al hombre en su individualidad libre. Pero cuando se unifica con los demás persiguiendo un fin político, forma el Estado.
La intensidad de las asociaciones humanas es distinta según la fuerza y los fines de la asociación. Tal intensidad es mínima en las asociaciones privadas, aumenta, en las asociaciones públicas y alcanza un mayor grado en el Estado, pues este es la organización más perfecta. Dentro del Estado se encuentran todas las demás asociaciones, siendo la unidad más amplia, naturalmente dentro de la esfera política, pues en la esfera espiritual la unidad más amplia es la iglesia.
El Estado, a través del orden jurídico, da fuerza a las demás asociaciones que se encuentran del mismo, e igualmente, en consecuencia absorbe a los individuos que se encuentran dentro del radio de su poder. Entonces, este criterio teleológico, o de la finalidad perseguida si nos sirve como criterio unificador de la variedad de las relaciones humanas que se encuentran en la base del Estado; no obstante que tomadas aisladamente sean diferentes y varíen tienen la nota esencial de la característica de estar encaminadas a la realización del mismo fin.
Hemos visto que dentro del Estado existe el territorio,
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