Cuotas Voluntarias

LAS CUOTAS VOLUNTARIAS

El reglamento de operación de las asociaciones de padres de familia fue publicado en marzo de 1980 y aplica para las escuelas de educación preescolar, primarias y secundarias dependientes de la Secretaría de Educación Pública y las que autorice la propia Secretaría. Son varios los artículos que vale la pena revisar de los 58 artículos de los que consta el reglamento, sin embargo, el día de hoy nos preocuparemos solo por algunos de ellos. En específico, el artículo 6 fracción tercera que dice que para el cumplimento de sus objetivos las asociaciones de padres de familia tendrán las como atribuciones las de reunir fondos de las aportaciones voluntarias de sus miembros para los fines propios de las asociaciones. En ese mismo sentido la fracción segunda del citado artículo seis dice que las asociaciones de padres de familia en coordinación con las autoridades educativas podrán proponer y promover las actividades y acciones para el mejoramiento de los centros escolares y su funcionamiento. Esto es, el cobro de cuotas voluntarias es legal, así como las acciones que emprendan las autoridades educativas en coordinación con las asociaciones de padres de familia para lograr sus objetivos.

A jalar pues, hay que pagar, por las buenas o por las malas, pero hay que pagar, pero es importante recalcar que aunque el 75 por ciento de los padres de familia en el país se oponen al pago de las susodichas cuotas voluntarias, el 96 % de buena o de mala gana las termina pagando. El problema empieza con la falta de claridad en cuanto al límite de las cuotas voluntarias, esto es, en algunas ocasiones no hay transparencia en el manejo de las cuotas y vemos a los integrantes de dichas asociaciones disponer de los fondos de manera personal y en función de sus muy particulares intereses. El problema es que se juntan los fondos y no se aterrizan las reparaciones y año con año se vuelve a pedir para el mismo impermeabilizante, para el mismo aire acondicionado, para la misma barda. El problema es que adicionalmente a los pagos por las cuotas de inscripción se pide para el día del maestro, para el día del niño y para cada evento y festejo y las cuentas nunca llegan. El problema es que aparte de las cuotas monetarias se piden gorditas, se piden bocoles, se piden pasteles, refrescos y todo lo que el padre de familia pueda cooperar y las cuentas no llegan. El problema es que aparte de las cuotas voluntarias, se solicita a los padres de familia el que asistan a actividades de limpieza de aulas, de patios y de baños de las escuelas y la transparencia en las cuotas aportadas jamás llega.

Por otro lado, es cierto también que una gran cantidad de escuelas si aplican de manera ejemplar las cuotas voluntarias y las vemos desarrollar una infraestructura envidiable en materia de aulas, equipos de cómputo y tienen un mantenimiento impecable de sus instalaciones.

Entonces, nos quedamos a la mitad. Por un lado hay quien aplica las cuotas de manera ejemplar y hay quienes simple y sencillamente no se les ve donde las están aplicando y se niegan a rendir cuentas de sus malogradas administraciones. ¿Qué hacer?

Yo creo que el secreto está en la regulación. Nadie en su sano juicio podría estar en desacuerdo que sus hijos tengan un ambiente limpio y agradable para desarrollar sus actividades escolares, pero nadie en su sano juicio podría estar de acuerdo en cooperar para la realización de una serie de actividades y estas no se realicen y además que nadie rinda un informe de donde están los recursos, esto es, a nadie le gusta sentirse robado. Por ello, desde mi punto de vista creo que es conveniente limitar las aportaciones de los padres de familia a una cantidad determinada bajo un esquema de inversión propuesto por la autoridad y determinar por ley, por ley, que los integrantes de las asociaciones de padres de familia rindan los informes correspondientes.

Amigos, amigas,

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