¿Cuál será el mayor desafío misionero-pastoral en la post-pandemia?

Diplomado de Misionologia

José Gregorio López Ramírez

¿Cuál será el mayor desafío misionero-pastoral en la post-pandemia?

La pandemia que azoto y azota a gran parte del mundo, mostro lo poco que estábamos preparados para afrontar una situación de tan alto calibre. Todos los bautizados tienen la responsabilidad de no dejar apagar la llama de la fe que un día se nos fue encomendada, debemos buscar ser agentes de evangelización donde nos desarrollamos como buenos cristianos.

Hablar de un desafío global sería muy irresponsable, debido que cada comunidad o diócesis tiene sus propios retos. Pero si se puede dar un aproximado en el que convergen cada uno de los agentes de pastoral. La Iglesia debe asumir los medios de comunicación como uno de los pulpitos tan importantes para el anuncio del Evangelio, ya que estamos afrontando la propia era digital; es ahí donde se debe comenzar a evangelizar. Es un espacio para aplicar una autentica conversión pastoral.

El Concilio Vaticano II nos ha hablado de los signos de los tiempos, es por eso que tenemos la responsabilidad de dar una respuesta certera sin miedo alguno, desde cada realidad pastoral. Es ahí, donde se comienza a visualizar la acción misionera o incluso a los misioneros con espíritu, como nos lo recuerda el Papa Francisco.

Con la pandemia ganamos ciertos espacias que incluso no habíamos tenido en cuenta, y que se convirtieron en herramientas claves para la animación de las pequeñas Iglesias domésticas. En cuanto a la post-pandemia, no debemos dejar a un lado el campo que hemos ganado, es importante seguirlo nutriendo cada vez más, para lograr seguir dando a conocer el Reino de Dios a todos los hombres. Cada día la Iglesia se encuentra con grandes desafíos, es por eso que todo agente de evangelización debe  mirar siempre hacia delante.

Por lo tanto, considero que el mayor desafío misionero-pastoral en la post-pandemia, es seguir dándole continuidad a la acción y creatividad pastoral que cada uno ha desarrollado en su propio campo de servicio. Es importante la formación y la actualización en este campo misional para dar una mejor respuesta al encargo que el Señor nos ha encomendado.

Es un verdadero reto, pero los católicos debemos siempre asumir esos desafíos confiando en la fuerza de aquel que nos ha llamado a ser los heraldos del Evangelio.

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