¿Cuándo se produce el verdadero “Hundimiento”?
Ivan HortalEnsayo29 de Octubre de 2017
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¿Cuándo se produce el verdadero “Hundimiento”?
La película “El Hundimiento” empieza con la elección de Traudl Junge como secretaria personal del Führer. A lo largo del film podemos ver como Hitler desconfía de sus generales más eficaces mientras que un grupo reducido como Goebbels le dan su apoyo incondicional. Otros como Himmler lo “traicionan” intentando pactar el fin de la guerra con Eisenhower.
El Frente Oriental
Hacia 1943, la mayor parte de los generales de la Wehrmacht saben que la guerra se perderá. La Operación Barbarroja, lanzada en los prolegómenos del verano de 1941, ha fracasado. Como posibles causas podemos encontrar:
En primer lugar, las dos semanas de retraso en el inicio de la invasión, provocado por la Operación Marita con la consiguiente ocupación de Grecia ante el fracaso italiano. Estas dos semanas vitales se revelaron cruciales, pues de haber sido más clemente el tiempo con el IX ejército alemán, encargado de la ofensiva, probablemente las defensas soviéticas no hubieran sido suficientes. Pero las temperaturas debilitaron la logística alemana, encasquillaban armas y hacían que los vehículos requiriesen de una cantidad de anticongelante de la que los alemanes no disponían y, finalmente, minaban continuadamente la moral de una tropa que estaba menos preparada que la soviética para las condiciones climatológicas.
En segundo lugar, la subestimación, por parte de Hitler, de las fuerzas del Ejército Rojo. La desastrosa “Guerra de Invierno” que, si bien se resolvió con amplias concesiones para los soviéticos, evidenció que el Ejército Rojo no era una maquinaria tan engrasada y temible como se podría prever o, al menos, eso parecía en ese momento. La incorporación del excelente modelo de tanque soviético T-34 otorgó a los rusos, por primera vez desde el inicio del conflicto, una cierta superioridad en la guerra blindada. Además de que los nuevos modelos alemanes implementados a forma de contramedida, como el Panther, aun efectivos no fueron capaces de superar a los nuevos IS (I y II) así como al T-34 producido en masa. Por tanto, de la inicial superioridad de los Panzer IV y Tiger alemán sobre los T-26 y KV-1 soviéticos, la situación se revirtió conforme aumentaba el esfuerzo bélico ruso. Cabe señalar que algunas armas utilizadas por los soldados soviéticos se revelaron especialmente efectivas ante la dura climatología, como es el caso del fusil de cerrojo Mosin-Nagant o el subfusil Ppsh-41.
En tercer lugar, el carácter autoritario de Hitler frente a sus propios generales. Hitler erigido como comandante en jefe efectivo de la Wehrmacht, desoyó desde un primer momento las peticiones de sus generales acerca de reducir el frente para acercar así las líneas logísticas. Este marcado autoritarismo se fue reforzando hasta que, en invierno de 1943, da la orden de luchar hasta la muerte a un VI ejército alemán ubicado en Stalingrado, con 250.000 hombres, debilitado, destrozado y que estaba siendo mal abastecido a través de un débil puente aéreo, por la Luftwaffe.
Con todo esto, Alemania no consiguió acceder a una serie de puntos estratégicos que hubieran compensado el gasto material de la invasión. No se tomó Leningrado, núcleo industrial, moral y marítimo importante. No se tomó Stalingrado, lo que hubiera propiciado el acceso a las reservas petrolíferas del Cáucaso y, finalmente, no se tomó Moscú.
Por último, el fracaso de la Blitzkrieg, que también había funcionado a Alemania en Polonia, Francia y el Benelux. La URSS no fue ocupada como estos países, ya que sus características son muy diferentes. Si bien al comienzo de la operación la Blitzkrieg fue un éxito (con la destrucción de casi la totalidad de la fuerza aérea soviética y la retirada de las tropas hasta Moscú), rápidamente esto cambiaría. De esta forma, Hitler debería haber optado por la idea que se le sugería desde la Wertmacth, que no era otra que la reducción y estabilización del frente.
El frente occidental: La Batalla de Inglaterra y el Afrikakorps
La guerra se mostraba, en 1943, de una manera no tan diferente a la del frente oriental en el oeste de Europa y en el teatro africano. De esta forma, los éxitos iniciales, cosechados como en el caso de la operación Barbarroja en 1941, rápidamente comienzan a declinar.
Rommel y su Afrikakorps fueron enviados al Norte de África a solventar el “desastre” italiano. Tras una serie de éxitos iniciales, como la primera batalla de El-Alamein, pronto empieza a evidenciarse la insostenibilidad de la situación. Los británicos, sabedores de su superioridad material en forma de combustible y, próximamente, en tropas debido al planeado desembarco americano, decidieron plantear una guerra de desgaste que forzó a las tropas del Eje a pasar a la ofensiva. Los británicos aguantaron la envestida y los alemanes tuvieron que batirse, casi por primera vez en retirada en la guerra, en retirada total de África a finales de 1942, cediendo gran cantidad de recursos estratégicos, decisivos para el curso de la guerra, a los americanos. Además del Canal de Suez y la importancia para el transporte de recursos entre países de la Commonwealth una vez controlado, a principios de 1943, el sur del Mediterráneo.
Por otro lado, en Europa, la llamada “Batalla de Inglaterra” concentró casi todos los esfuerzos de una Luftwaffe que no apoyó todo lo que debió al Afrikakorps o a las tropas en el frente oriental. Por órdenes directas de Hitler, el bombardeo a ciudades inglesas fue casi constante entre el verano y el otoño de 1940. Se pretendía abonar el terreno para una futura operación de invasión de Inglaterra que recibiría el nombre de “Operación León Marino”. Como veremos posteriormente, la Royal Air Force (RAF) británica, ganó la batalla a una Luftwaffe alemana que quedó muy mermada. Así, a partir de 1941, comenzarían los bombardeos estratégico primero británicos, y luego británicos y americanos sobre Alemania destruyendo la producción bélica e, incluso, ciudades enteras, situación que ralentizó y desmoralizó enormemente la maquinaria militar alemana. La Luftwaffe, que no daba abasto entre el frente africano, el oriental y combatir a la RAF, no pudo hacer frente a la estrategia de bombardeos aliada que desangró Alemania.
Finalmente, tras el desembarco aliado en Italia en 1943 y la estabilización del frente en la llamada “Línea Gustav”, a la altura de Montecasino, comportó la necesidad de abrir otro frente en Europa occidental. De este modo, respondiendo a las demandas soviéticas de la necesidad de abrir otro frente, se produce el desembarco de Normandía el día 6 de junio de 1944, el llamado “Día D”. Los soviéticos se mostraron muy críticos con lo que entendieron un “retraso” en la apertura de este frente afirmando, una vez acabado el conflicto, que el desembarco no se materializó hasta que las tropas soviéticas no comenzaron a ganar terreno de forma constante en el frente oriental, queriendo evitar así, los aliados, una toma unilateral de Alemania por parte de la Unión Soviética por razones diplomáticas y de captura de tecnología alemana usada durante la guerra.
Es en este contexto donde se produce el verdadero “Hundimiento” del III Reich. El régimen que tuvo en vilo a todo el planeta durante cuatro años, comienza a desmoronarse de una forma lenta pero inexorable. Como se indica al final de la propia película, el número de muertos en los últimos momentos del conflicto entre comienzos de 1944 y la primavera de 1945, se producen más bajas, tanto civiles como militares, que durante el resto de años del conflicto.
De esta situación, de que la guerra no augura nada bueno para Alemania y de que era necesario desalojar a Hitler del poder para evitar una catástrofe aún mayor de la que había a principios de 1943, eran conscientes muchos altos cargos dentro de las fuerzas armadas alemanas. Esto nos lleva al primer elemento que pretenderemos analizar de la película; la desconfianza de Hitler hacia sus oficiales y su psicosis respecto al riesgo de atentado.
La desconfianza de Hitler: intentos de asesinato y golpes de Estado
Los intentos de asesinato o conspiraciones sobre la persona de Hitler se cifran en cuarenta y dos[1], desde que fue “fichado” por la policía alemana tras el Putsch de Munich de 1923 hasta que muere en el búnker de la cancillería del Reich el 30 de abril de 1945. Es este búnker, en el que se ubica la mayor parte del filme, en el que podemos observar la extrema seguridad de la que se hacía rodear Hitler, quien no dejaba llevar a nadie armas en su presencia, ni siquiera a sus oficiales más cercanos.
Lo cierto es que Hitler había sido objeto de atentados que casi consiguen acabar con su vida. Algunos fueron importantes como el de 8 de noviembre de 1939, llevado a cabo por un civil y los de 17 de diciembre de 1943 y 11 de marzo de 1944, ambos planeados y defectuosamente ejecutados por oficiales de la Wehrmacht. De este continuo riesgo y, de su propia y creciente paranoia, Hitler se refugió cada vez más en espacios como la famosa “Guardia del Lobo” o el búnker de la cancillería del Reich, espacios donde se sentía más seguro.
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